CONGRESO INTERNACIONAL DE FILOSOFÍA MUNDANA
Las fronteras de lo humano:
La necesidad de una filosofía para la sociedad contemporánea

Lo humano: aquella condición tan estimada por nuestra especie y, a la vez, tan polisémica, difusa y cambiante en el tiempo no es la primera vez en la historia que se encuentra interpelado por el proceso dialéctico y muchas veces paradójico de enfrentarse a los resultados de la acción humana.

Sin embargo, como seres de nuestro tiempo; la crisis que hoy enfrenta la noción de humanidad parece haber llegado a un punto fronterizo en el que ya no solo discutimos las tensiones entre civilización y barbarie, sino a la propia continuidad de la vida tal como la conocemos. El Antropoceno, como categoría interpretativa de un largo comienzo del fin ya, no es una fantasía ucrónica propia de la ficción literaria y se ha vuelto parte indisociable de la discusión en los más diversos campos disciplinarios.

La condición humana enfrenta un desafío crucial, concebirse y reconocerse en medio de una creciente profundización de las brechas sociales, la polarización ideológica y el deterioro de los pilares axiológicos en los que se han sustentante los regímenes propios de la modernidad.

En el contexto de un sistema de producción ad absurdum, la razón humana, aquel logos en el que se sustentó nuestra radical diferenciación entre lo natural y lo humano, los avances de la técnica parecen, de a poco, demostrar que las inteligencias metálicas son mucho más eficientes respecto a las inteligencias de carbono en cuanto a la posibilidad de procesar información y resolver aquello que nos permitía colocarnos por encima de la pirámide biológica.

El tecno-capitalismo-tardío, las secuelas del posmodernismo, la creciente configuración de identidades cyborg, la reconfiguración del sujeto en medio de un abandono existencial en medio de un mercado ubicuo; son algunos de los elementos que configuran y condicionan el siglo XXI.

Sin lugar a dudas, lo humano ya no representa aquellos conceptos desde los que edificamos la sociedad desde los orígenes de la filosofía griega. Ante este escenario: ¿Es posible o necesario hablar de la restructuración de los derechos humanos? ¿Es preciso avanzar hacia la construcción de una carta de las obligaciones humanas? ¿Hemos llegado acaso al ocaso del homo sapiens?

En un mundo donde las interrogantes han dejado de ser una prioridad, donde la alienación radical es respondida desde la estetización consumista del aquí y el ahora, la filosofía recibe un llamado a la acción inminente. Pensar los límites de lo humano como posibilidad -ojalá alternativa- emancipatoria podría ser la última llamada para saltar de ese barco que hemos llamado progreso.

El I Congreso Internacional de Filosofía Mundana, lejos de pretender dar respuestas a todas las interrogantes, se propone ser un punto de convergencia de la palabra y de reflexión crítica como formas de plantar cara a esta historia, como un acto de rebeldía ante el aparente destino manifiesto que señala que no hay salida. Lo humano, una vez más puesto a prueba.

Es por ello que se propone un encuentro en el que desde las diversas experiencias y la multiplicidad de agencias reflexivas se pueda hacer filosofía.

Líneas temáticas de discusión y reflexión

  • Las contradicciones del antropocentrismo
  • Filosofías feministas y teorías de género
  • Ontología política
  • Secularización, religiosidad y crisis de lo sagrado
  • Estética y función del arte
  • Lo político y los aparatos ideológicos
  • Límites biofísicos y crisis sistémica
  • Civilización y barbarie
  • Filosofías poéticas y gramáticas contemporáneas
  • La historia como problema filosófico
  • Filosofías de la salud y éticas del cuidado
  • Filosofías ecologistas
  • Contrahegemonías y ruptura de lo comunitario.

Fecha de realización:

  • 3, 4 y 5 de julio de 2025

Lugar de realización:

  • Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Azuay

Organiza:

  • Colectivo MUNDANA.

Auspicia:

  • Sede Nacional Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión
  • Núcleo Provincial del Azuay Casa de la Cultura Ecuatoriana
DECLARACIÓN FINAL

Concluye hoy el I Congreso de Filosofía Mundana, y con él un gesto colectivo de pensamiento, escucha y encuentro que ha desbordado por mucho las expectativas que nos habíamos trazado al organizarlo. En estos días, no solo nos reunimos alrededor de conferencias, lanzamientos y conversaciones, sino que dimos lugar, con cada reflexión, a una experiencia filosófica auténtica: esa que se hace cuerpo en el diálogo, que no se retira de lo real ni se esconde en la atalaya de la abstracción, sino que se entrega al mundo. Desde Mundana, concebimos este congreso como una tentativa de devolverle a la filosofía su carácter originario de búsqueda compartida, de ejercicio crítico y vital.

Nos propusimos, al convocar este espacio, al menos tres cosas: en primer lugar, abrir un tiempo y un lugar en nuestra ciudad para pensar juntos, porque sabemos cuán escasos y necesarios son estos espacios hoy; en segundo lugar, articular una comunidad de pensamiento donde el conocimiento no se imparta desde un púlpito sino que se comparta en círculos, desde el reconocimiento mutuo de nuestras voces; y en tercer lugar, dejar huellas: plantear preguntas que sigan resonando más allá de estas jornadas, que incomoden, que enciendan, que movilicen. Y podemos decir con alegría que los objetivos se han cumplido.

Durante estos días, se habló de muchas cosas: del cuerpo y su fragilidad, del poder y su violencia, de la naturaleza, de las imágenes y sus trampas, de la ciudad y sus márgenes, del tiempo. Se pensó desde las calles, desde las aulas, desde la poesía, desde el cine, desde la historia, desde las fronteras. Se tejieron sentidos múltiples, se confrontaron perspectivas, se dejaron abiertas preguntas que ahora son de todos. No buscamos consensos, buscamos pensamiento. Y el pensamiento, sabemos bien, no se agota: se despliega, se dispersa, se reinventa.

Agradecemos, con toda la hondura de nuestras palabras, a quienes vinieron desde distintos rincones a compartir su saber, su tiempo, su sensibilidad. No vinieron a darnos lecciones, sino a ofrecernos caminos. Cada intervención fue un acto de generosidad intelectual y afectiva. Nos hicieron pensar, y eso es el más alto reconocimiento que se le puede dar a alguien en un congreso de filosofía. Agradecemos también al público que se acercó, que llenó los espacios con su atención, su curiosidad, su deseo de comprender y de ser tocado por las ideas. A quienes vinieron por primera vez a una actividad filosófica, a quienes se emocionaron, a quienes se incomodaron, a quienes se quedaron después de las charlas a seguir conversando. Porque la filosofía, cuando es viva, no se interrumpe al cerrar el programa: se vuelve rumor persistente, pregunta al caminar, conversación en la cocina, discusión en el bus, lectura solitaria, escritura en la madrugada.

Sabemos que este congreso no clausura nada. Más bien, abre. Abre líneas de pensamiento, abre una comunidad incipiente, abre un compromiso que no termina hoy. La filosofía no puede ser una excepción en nuestras vidas, sino una forma de habitarlas con mayor responsabilidad, con mayor libertad, con mayor intensidad. Por eso, lo que aquí vivimos no es un evento aislado, sino parte de un movimiento más amplio: el de pensar para vivir mejor, para vivir más conscientemente, para vivir juntos. Este congreso nos deja la certeza de que hay sed de pensamiento, que hay necesidad de espacios comunes para el diálogo, que la filosofía no ha muerto, como se repite con frecuencia, sino que está viva en otros lugares: en la voz de quienes se atreven a preguntar, en los cuerpos que resisten, en las comunidades que crean sentido, en los gestos pequeños que interrumpen la lógica de lo dado.

Gracias a todos los que lo hicieron posible. Gracias a quienes pusieron su esfuerzo en la logística, en la comunicación, en la solución de problemas y detalles que nadie conoce. Gracias a quienes apostaron por un evento así en tiempos donde todo parece conspirar contra el pensamiento profundo, me refiero, especialmente, a la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Y gracias, sobre todo, a quienes seguirán pensando, escribiendo, leyendo, caminando con la filosofía a cuestas.

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