La fragilidad humana de saberse arrastrado hacia la nada, genera el sentido de la vida. La razón es producto del miedo. Sin la conciencia del aquí la vida no puede comprender la libertad. Tampoco existe reconocimiento de la identidad ni de la voluntad.
El análisis de la música ha privilegiado tradicionalmente su dimensión sonora, dejando en segundo plano el potencial filosófico de las letras. Este artículo realiza una exploración filosófica de algunas canciones de bandas del rock ecuatoriano, seleccionadas de manera deliberadamente subjetiva. A partir de un enfoque hermenéutico, se rastrean las influencias, referencias y propuestas conceptuales de sus letras, entendidas como territorios de pensamiento.
En este texto se argumenta que estas composiciones dialogan con diversas corrientes filosóficas y se busca abrir un espacio de reflexión donde la música se afirme como un territorio legítimo para la producción filosófica.
Mama Vudú / Automático
El concepto de la categoría aquí tiene un valor trascendental a pesar de su inmanencia. Se trata de la conciencia reconociendo con lucidez su condición efímera. El aquí señala un espacio y un momento, y afirma el presente irrepetible. Se disuelve en el mismo proceso de su afirmación y se concreta ese ser-en-el-mundo de Martin Heidegger (2006); una experiencia que, a pesar de todo, no se agota en sí misma. La percepción revela de manera intuitiva la existencia de ese Yo Trascendental de Enmanuel Kant (2009), el Espíritu de Friedrich Hegel (1807) o la Voluntad de Poder de Friedrich Nietzsche.
El aquí también es el punto de un proceso de transformación. El ser que se reconoce en la fugacidad inasible del presente, también se redefine. La lucidez, se encuentra en la transitoriedad y la impermanencia, no en la verdad eterna. En la afirmación del aquí trascendemos el miedo a la muerte porque realizamos la vida.
La fragilidad humana de saberse arrastrado hacia la nada, genera el sentido de la vida. La razón es producto del miedo. Sin la conciencia del aquí la vida no puede comprender la libertad. Tampoco existe reconocimiento de la identidad ni de la voluntad. Para Friedrich Nietzsche, la vida no debe ser vista como algo que debemos aceptar pasivamente, sino como algo que debemos crear, afirmar y transformar, incluso en un mundo donde la muerte es inevitable. En el mismo instante en que tomamos conciencia de nuestra vulnerabilidad, también podemos afirmar nuestra voluntad de vivir.
Al afirmar el aquí, el individuo recupera el querer vivir, y el querer ser. Se reconoce como el soberano realizador del concepto. Friedrich Nietzsche (s.f.) describe este proceso en su concepto del superhombre, que no es un ser superior, sino solo aquel que es capaz de afirmarse en un mundo que no ofrece ninguna garantía. El que afirma es un héroe que cuenta sus propios valores. El reconocimiento del aquí entonces es un momento de creación en sí mismo. El llamado de Friedrich Nietzsche (s.f.) y de todos sus seguidores ha sido siempre el de “hacer de nuestra vida una obra de arte”. La fuerza vital que surge del reconocimiento de nuestra finitud, se convierte en una fuerza movilizadora que nos lleva a actuar, a transformar y a transvalorar. Se trata de elegir ser el que uno es.
El aquí permite despertar al sujeto como presencia en el presente. Creer en nosotros mismos sin necesidad de estar justificados por una fuerza omnipotente sino gozando la simple transitoriedad. La fragilidad se vuelve potencia. Quizá la clave está en que no se trata de sostener la afirmación del ser, sino de entender su belleza mientras dura, como la música. La música tiene esa capacidad única de ser simultáneamente efímera y trascendente. La música se desvanece en el momento en que se toca, pero deja una resonancia emocional y mental que puede perdurar después del fin. La música nos enseña a abrazar la transitoriedad, hallando profundidad en la superficie, y fondo en la forma.
Pólvora / El Heredero
La idea de un ser humano que reniega de la sociedad y se refugia en la naturaleza nos recuerda a los cínicos griegos, en especial a Diógenes de Sinope quien rechazaba las normas sociales, el lujo y las posesiones materiales, abogando por una vida en armonía con la naturaleza. En la modernidad esta idea fue retomada por Jean-Jacques Rousseau (2000) que proponía la vuelta a una vida más simple, más conectada con lo natural, como una forma de recuperar la libertad, o Henry David Thoreau (s.f.) quien propone una vida simple, en contacto con la naturaleza, en oposición a la vida industrializada y consumista. En la contemporaneidad uno de los pensadores más radicales que ha dado el pensamiento norteamericano John Zerzan (s.f.), hace una profunda crítica a la civilización moderna que nos ha separado de una forma de vida libre, plena, y conectada con la tierra. John Zerzan (s.f.) propone desandar el camino de la domesticación y del sometimiento del cuerpo y de la naturaleza. Se trata de un anti cartesianismo radical y de una mirada que también impacta críticamente contra el Antropoceno.
En su pensamiento, la civilización no es una cumbre, sino una pérdida acumulativa. Una historia escrita en la alienación de la programación. A diferencia de algunos teóricos marxistas, que consideran que la tecnología puede ser liberadora, John Zerzan (s.f.) argumenta que toda tecnología compleja implica relaciones de poder, dependencia y control. Esta posición pesimista coincide en todo caso con los planteamientos del joven Karl Marx, sobre la alienación del ser humano en la sociedad capitalista, que, en un momento superior, según Guy Debord (1967), convierte la vida en espectáculo, en exhibición superficial de mercancías. Esta sociedad está atravesada por una ideología que nos empuja al consumismo y la superficialidad de una moralidad que valora la acumulación de riqueza sobre cualquier otro aspecto de la vida.
Pero quizá la imagen literaria y filosófica más cercana sea la del Zaratustra de Friedrich Nietzsche (s.f.), que se separa de la humanidad para iluminarse, y al volver, poder decir esta verdad: ¡Dios ha muerto! No obstante, sin esa ficción fundacional, ¿dónde asentar la construcción de nuevos valores? En la voluntad de poder que es voluntad de vivir y que da paso a la idea del superhombre y su destino heroico.
Plaza Malation / Pseudoculto
Por supuesto que hay espacio para el pensamiento crítico desde el territorio del sarcasmo, sobre todo si lo que se quiere es criticar la hipocresía y las identidades incoherentes de los roles sociales impuestos, una suerte de constatación negativa de los planteamientos de Jean Paul Sartre (1946), que insistía en que el ser humano está condenado a ser libre. Pero la crítica nos deja ver que en el corazón del sistema habita la “mala fe”, un concepto que describe cómo las personas se engañan a sí mismas para evitar enfrentar la libertad.
Si bien el relativismo minimiza el conflicto entre lo que se dice ser y lo que realmente se es, lejos de realizar una apología a la deconstrucción de las oposiciones binarias, lo que se resalta es la incoherencia como una constante del momento histórico y cultural actual. Esta situación no hace más que ratificar los procesos alienantes del capitalismo a través de la explotación del trabajo, donde el trabajador termina perdiendo el control sobre su propia vida.
Conviene también destacar las imágenes acústicas que ponen en evidencia una autorreferencialidad acrítica que borra las fronteras entre la simulación y el disimulo. Jean Baudrillard (1978) sostiene que en la sociedad contemporánea, las distinciones entre lo real y su representación se han desvanecido, las imágenes y los discursos mediáticos, junto con la cultura del consumo generan una realidad que ya no mantiene un vínculo claro con lo auténtico. En este contexto, todo deviene simulacro.
Sal y Mileto / Soledad
Para Karl Marx (1998), el ser humano se convierte en una mercancía en el sistema capitalista. La vida enlatada es una imagen de la modernidad que Theodor Adorno, Max Horkheimer (1994) y otros miembros de la Escuela de Frankfurt critican, donde los individuos serían constantemente moldeados por la cultura de consumo y una industria cultural basada en la razón instrumental que elimina la negatividad de la crítica, y que, a la larga, produce un vaciamiento existencial, o en el mejor de los casos, angustia por la carencia del sentido, normalmente catalogada como una patología.
El propósito del ser humano en este tipo de sociedad se restringe a los objetivos propuestos por la ideología sustentada en la reproducción del capital y la organización del entorno bajo una lógica estrictamente burocrática, apática e impersonal. No obstante, existen fuerzas que no están del todo estandarizadas y que se expresan en el surgimiento irracional del deseo entendido, desde la perspectiva de Gilles Deleuze (1990), como potencia creativa que resiste a las maquinarias del capital. Este deseo no puede ser contenido o encausado totalmente, tal como la fuerza creativa del arte que permiten confrontar la (in)autenticidad del ser humano con su propia imagen en un juego de espejos que da cuenta de la distorsión de las formas.
La alternativa probablemente esté en todas aquellas posibilidades de interrupción del sistema, de desobediencia e interpelación de las formas normales en las que se estructura el poder y en las que el sujeto se subjetiva. Esta voluntad de insubordinación sin duda contiene elementos estéticos y ontológicos que nos ubican en una esfera filosófica en la que el cuerpo adquiere una relevancia fundamental como punto de referencia y reflexión, desde la inmanencia hacia (y en contra de) la trascendencia.
Can Can / Caos
Una condición de la subjetividad desorientada y en crisis, es la de someterse a órdenes desfasadas. Este desplazamiento entre lo que se debería hacer y lo que se ha venido haciendo, revela una grieta en el orden institucional, que Mark Fisher (2019) identifica como uno de los síntomas fundamentales del realismo capitalista, esto es, la imposibilidad de imaginar alternativas viables al orden, incluso cuando este demuestra ser absurdo. El sujeto a su vez no se rebela porque está desactivado políticamente como modo constitutivo del régimen ideológico que permite su ser-en-el-mundo.
Esto en gran medida es producto de una colonización operada por el capitalismo tardío, ya no solo como colonización de los cuerpos sino del lenguaje y las percepciones provocando un colapso semiótico donde ya no es posible distinguir entre verdad y delirio. Según Franco “Bifo” Berardi (2020) el sujeto, aunque hiperconectado, se encuentra en un estado de conciencia errática, desplazada por el ruido constante de la infoesfera. Así, solo puede repetir opiniones ajenas como parte de un esquema epistemológico marcado por un agotamiento general del sentido. Para David Graeber (2018), estructuras sociales obsoletas articuladas a rutinas burocráticas, laborales, espirituales, que siguen funcionando a pesar que nadie cree en ellas, solo nos muestra el vaciamiento del imaginario político.
La ironía en este caso es una forma de defensa frente a la implosión del lenguaje, la fragmentación de la verdad y el vaciamiento de las promesas colectivas. En última instancia el yo no reclama certezas, sino solo un espacio donde las preguntas puedan ser formuladas. Estas preguntas nos enfrentan a un mundo donde la confusión ha dejado de ser un error para convertirse en estrategia. Lo que queda es una subjetividad que sobrevive buscando modos de habitar la intemperie ideológica de nuestro tiempo.
Referencias
- Baudrillard, J. (1978). Cultura y simulacro. Editorial Kairós. https://raularagon.com.ar/biblioteca/libros/Baudrillard/Jean%20Baudrillard%20-%20Cultura%20y%20simulacro.pdf
- Berardi, F. (2020). El umbral: crónicas y meditaciones.. Tinta Limón. https://tintalimon.com.ar/public/zvuvolemonryp982li76999vzv5n/Tinta%20Lim%C3%B3n-El%20umbral-Franco%20Berardi%20Bifo.pdf
- Debord, G. (1967). La sociedad del espectáculo. https://www.observacionesfilosoficas.net/download/sociedadDebord.pdf
- Deleuze, G. (1990). Posdata sobre las sociedades de control. https://e-tcs.org/wp-content/uploads/2012/04/G-Deleuze-Postdata-sobre-las-sociedades-de-control.pdf
- Fisher, M. (2019). Realismo capitalista: ¿No hay alternativa?. Titivillus. https://comunizar.com.ar/wp-content/uploads/Fisher-Mark-Realismo-Capitalista.pdf
- Graeber, D. (2018). La utopía de las normas: de la tecnología, la estupidez y los secretos placeres de la burocracia . https://comunizar.com.ar/wp-content/uploads/Graeber-David-La-Utopia-De-Las-Normas.pdf
- Heidegger, M. (2006). Ser y tiempo. https://apiperiodico.jalisco.gob.mx/api/sites/periodicooficial.jalisco.gob.mx/files/ser_y_tiempo-martin_heidegger.pdf
- Hegel, G. W. F. (1807). Fenomenología del espíritu (Phänomenologie des Geistes). https://www.javiercolomo.com/index_archivos/Libros/Espiritu.htm
- Horkheimer, M., y Adorno, T. W. (1994). Dialéctica de la Ilustración: fragmentos filosóficos. https://comunicacionyteorias1.wordpress.com/wp-content/uploads/2011/08/horkheimer-m-y-adorno-t-w-dialectica-de-la-ilustracion.pdf
- Kant, I. (2009). Crítica de la razón pura. https://docs.enriquedussel.com/txt/Textos_200_Obras/Aime_zapatistas/C.Razon_pura-Immanuel_Kant.pdf
- Marx, K. (1982). Escritos de juventud. Fondo de Cultura Económica. https://proletarios.org/books/Marx-Escritos_de_juventud.pdf
- Nietzsche, F. (s.f.). La voluntad de poder [PDF]. Solidaridad Obrera. https://www.solidaridadobrera.org/ateneo_nacho/libros/Friedrich%20Nietzsche%20-%20La%20voluntad%20de%20poder.pdf
- Nietzsche, F. (s.f.). Así habló Zaratustra. Gobierno de Argentina. https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/asi_hablo_zaratustra_nietzsche.pdf
- Rousseau, J.-J. (2000). Emilio o de la educación. El Aleph. https://www.heterogenesis.com/PoesiayLiteratura/BibliotecaDigital/PDFs/Jean-JacquesRouseeau-Emilioolaeducacin0.pdf
- Thoreau, H. D. (s.f.). Walden: La vida en los bosques. https://consumoetico.webs.uvigo.es/textos/walden.pdf
- Sartre, J. P. (1946). El existencialismo es un humanismo. Sur. https://www.ucm.es/data/cont/docs/241-2015-06-16-Sartre%20%20El_existencialismo_es_un_humanismo.pdf
- Zerzan, J. (s.f.). Against civilization. https://theanarchistlibrary.org/library/john-zerzan-against-civilization
Foto: dennys Tamayo