- Introducción
El artículo pone en juego la posibilidad de que el planteamiento del filósofo alemán Peter Sloterdijk, referido al futuro del arte, posea cierta evidencia en la actualidad, en términos de que lo que él llama “arte del futuro” no sea solo una realidad pronosticada, sino que varios de los tipos de arte que él enumera tengan hoy una expresión directa en la estética contemporánea.
En efecto, en su libro sobre arte y estética, Sloterdijk (2020) indica que en una época como la actual, donde “empiezan a sonar los tambores de una Edad de Piedra interior” (p. 380), el arte carecería de la posibilidad de poder experimentarse simultáneamente con un mínimo común denominador de contemporaneidad, pues cada persona se habría retirado con su derecho a la individuación al espacio que le indicaría su etapa de crecimiento endógeno (Sloterdijk, 2020). Y en este afán, afirma, serían seis los modos de arte que bregarán por sobrevivir y cumplir a cabalidad su misión de ser “un recurso purificador en la economía de la frustración” (Sloterdijk, 2020, p. 384).
Estas seis expresiones del arte del futuro son, en síntesis, las siguientes: (i) un arte para los latentemente depresivos, es decir, un arte sin prisas apocalípticas que se tomará tiempo para una duda ilustrada; (ii) un arte que se alinee con planes cronológicos de catástrofes o con proyectos New Age; (iii) un arte de la impaciencia y la inmediatez, del «no-saber-qué-más-hacer»; (iv) un arte que en alguna parte determinará un nuevo inicio (del propósito del arte y de sus mecanismos posibles) de una manera arbitraria; (v) un arte que interesará más a los aficionados a los trabajos manuales, en una órbita más lúdica, predominantemente naíf; y (vi) un arte al servicio de lo «bello» y dirigido a un ego crítico, al que no le quedará más remedio que la huida al cinismo.
Respecto de esto, nos proponemos como hipótesis la siguiente: «Actualmente, es posible encontrar algunas expresiones de lo que Sloterdijk (2020) denomina artes del futuro, de manera que ya el arte refleja los mundos presentes de sus respectivas subculturas».
- Metodología
El método a seguir es la revisión bibliográfica (Valles, 2003; Gómez-Luna et al, 2014; Reyes, 2020). Los tipos de unidades de análisis a revisar serán el texto de Sloterdijk (2020), algunos sitios web, principalmente galerías de arte, y varios Instagram de artistas contemporáneos. La categoría de análisis que se ha definido es la siguiente: expresiones artísticas contemporáneas de la tipología que Sloterdijk (2020) llama artes del futuro.
- Resultados
En lo que sigue, describiremos, con cierta profundidad, los tipos de arte del futuro vaticinados por Sloterdijk (2020) que efectivamente tienen una expresión estética en la actualidad.
- Un arte para los latentemente depresivos, es decir, un arte sin prisas apocalípticas que se tomará tiempo para una duda ilustrada
Se trata, acá, de la presenciación de un arte que se ha anclado en las tradiciones y estilos del pasado. Sería, pues, un arte anacrónico que persistirá frente a las nuevas formas estético-estilísticas. Las obras candidatas a cumplir con esta condición son centenares. Por lo mismo, casi por azar, nos quedaremos con el óleo sobre lienzo El beso, de 1859, del pintor italiano Francesco Hayez, obra característica del Romanticismo italiano (Bolaño, 2017), aunque también cabría seleccionar a la Virgen con el Niño, de 1285-1308, de Duccio di Buoninsegna, obra típica del Gótico Italiano.
- Un arte que se acomode a uno de los muchos calendarios de problemas, a planes cronológicos de catástrofes o a proyectos New Age[1]
En esta segunda línea, resulta en extremo difícil hallar manifestaciones artísticas que tengan su origen precisamente en una especie de agenda de problemas o en planes cronológicos de catástrofes, salvo expresiones de un arte de distopía estética como el del español Kepa Garraza. Es posible, además, que con el concepto de catástrofe Sloterdijk (2020) tenga en mente algo parecido a una conflagración mundial, a partir de la cual surjan –forzosamente o no- nuevos tipos de arte y de expresiones estéticas.
De lo que sí hay evidencia es del estilo New Age, no así de un género o de una estética que sean excluyentes de este movimiento. Teniendo en cuenta sus principios, inherentes a una religiosidad ecléctica, no es difícil encontrar un arte que los refleje. Así, por ejemplo, el artista visual Alexey Aeon, en una pintura justamente titulada New Age (2017), explora la convergencia entre la abstracción y el surrealismo, permitiendo la aleatoriedad y el aprovechamiento de la capacidad de la mente para encontrar orden en el caos (ArtMajeur, s.f.).
En el ámbito de la música, en cambio, el New Age tiene un camino bastante más adelantado. Artistas como Marcomé, Enya, Deva Primal, Kitaro y Gregorian, entre otros, hace décadas han incorporado en sus producciones la esencia mística de este movimiento. Como se ha dicho: “La música New Age no suele tener un ritmo regular ni una dirección rítmica. En cambio, se caracteriza por sonidos instrumentales relajantes, grabados y sintetizados. También incluye sonidos naturales como el sonido de las olas, el viento y los pájaros” (Lohman, 2023, párr. 15).
- Un arte que en alguna parte determinará un nuevo inicio de una manera arbitraria
Vemos en este tipo de arte futuro, por así decir, una reinvención completa de la relación entre poiesis y aisthesis. Una forzada representación de la representación, o, si se quiere, una restauración de la representación: un acto institutivo de una nueva relación entre artista y obra. En efecto, si la conexión entre producción de la obra y sensibilidad puede cambiar en su sentido más fundamental, esto implica que los mecanismos de producción del arte y la taxonomía de sensaciones atribuibles a la recepción de la obra, pueden adoptar materiales, técnicas, soportes y representaciones hasta ahora no reconocidas –al menos no oficialmente- por la cultura o subculturas dominantes.
Al respecto, nuestra convicción es que, más allá de esta consideración como un pequeño cenotafio, la animita puede ser leída igualmente como una obra de arte, justamente porque supone un mecanismo diferente de creación de la obra, edificada en las más diferentes materialidades, formas y estilos, generando en su entorno sensaciones no solo asociadas al recuerdo del fallecido, sino otras que incluso rozan la festividad, el agradecimiento o, en el marco de las estéticas negativas, el desagrado y la repulsión.
- Un arte más propio de aficionados a los trabajos manuales, que juegue con los materiales y las influencias de un punto de partida accidental, predominantemente naíf
Esta es la tercera y última expresión estética que, creemos, se traduce en la actualidad en obras de arte palpables, si bien con una proyección indeterminada hacia el futuro.
El ejemplo es el de la artista, profesora de artes visuales y fotógrafa chilena, Marcia Barrientos[2], quien en su página web, entre innumerables y bellos cuadros decorativos (cuadros y retratos naíf, cuadros de mascotas, cuadros de acuarelas, cuadros de naturaleza, cuadros de familia y otras aplicaciones como cuadritos de flores, cajitas pintadas a mano y cuadros relojes), exhibe un tipo particular de arte, al que ella llama «arcilla polimérica». Esta técnica –explica la artista- también se denomina fimo o cerámica plástica: “Es un material versátil que permite crear joyas artesanales como pendientes y colgantes, además de esculturas, miniaturas, piezas decorativas, toy art, llaveros, collares y un sinfín de cosas…” (Barrientos, 2020, párr. 1)[3].
La pregunta correcta es: ¿qué ocurre con las otras dos artes del futuro que Sloterdijk (2020) ha profetizado como aquellas que agitarán un potencial utópico y antropológico que entraña una misteriosa disfuncionalidad? La respuesta solo puede provenir de la realidad, no de la teoría. Y, en este caso, la realidad nos dice, a partir de los recursos de esta investigación, que no existen, con claridad suficiente, expresiones estético-artístico-estilísticas que den cuenta de un arte impaciente del «no-saber-qué-más-hacer» o de un arte al servicio de lo «bello» y dirigido a un ego crítico que deba convertirse al cinismo, a cambio de un café intacto donde reunirse. El primero, hablaría de un arte que ha abarcado una totalidad estético-estilística completa o, si se prefiere, totalitaria; y el segundo, todo indica, una vuelta a las artes con un leve tufillo a la Belle Époque.
- Conclusiones
Lo principal de este apartado es la confirmación o refutación de nuestra hipótesis. Conviene pues, reiterarla:
«Actualmente, es posible encontrar algunas expresiones de lo que Sloterdijk (2020) denomina artes del futuro, de manera que ya el arte refleja los mundos presentes de sus respectivas subculturas».
Es palmario que la hipótesis se ha ratificado, pues se han ofrecido los argumentos necesarios para sostener que en la actualidad es posible encontrar algunas expresiones de lo que el filósofo Sloterdijk (2020) llama artes del futuro, lo que significa, contraviniendo la tesis del germano, que no es que estas artes no estén presentes en la actualidad, sino que, por el contrario, ya hay evidencia de su manifestación. Si este ha sido o no un error de cálculo del profesor de estética, es una cuestión discutible y bastante improbable. Lo más seguro, es que en estos últimos años la idea de arte –y el arte mismo, en cuanto poiesis– haya avanzado mucho más velozmente que el resto de las humanidades y de las ciencias, e, incluso, que las mismas actividades cotidianas del ser humano.
Con relación a los cuatro tipos de artes del futuro que nuestra analítica ha podido demostrar como artes del presente, hay varias consideraciones que hacer:
Primero, que «el arte de la duda ilustrada» nos sigue conectando con la tradición, por mucho que en el futuro el concepto de estética se transforme o que el propio concepto de arte y de obra no tenga nada que ver con el que hoy reconocemos. La tradición entonces, desde los grandes maestros del gótico hasta el pop art estadounidense, siempre será parte del futuro del arte.
Segundo, que el arte asociado a los «proyectos New Age» se muestra hoy con meridiana claridad, porque el New Age, como movimiento o como filosofía o como gran proyecto, ya lleva más de medio siglo desde su aparición, de modo que, en sentido lato, no habría mayor contradicción en decir, como lo hace el alemán, que el New Age es un arte del futuro, así como en su momento, haciendo una analogía histórica, el mismo tai chi fue considerado una práctica del futuro.
Tercero, que el arte que Sloterdijk (2020) denomina de «un nuevo inicio mediante una manera arbitraria», ha sido vinculado con las animitas americanas precisamente por su coqueteo reciente, en su levantamiento y decoración, con ciertos estilos que van desde el naíf hasta la estética cotidiana, pasando por el Art Decó y el minimalismo.
Cuarto, que el arte considerado «más propio de aficionados a los trabajos manuales y predominantemente neo-naíf», revela, con cierta nitidez, que las artes visuales como la pintura, la escultura, la arquitectura, el tejido, la orfebrería, la cerámica, la cestería, el arte plumario para tocados y escudos de los aztecas, la joyería y la iluminación de manuscritos, entre tantos otros, tenderán en el futuro a condensarse o a consolidarse como un solo arte, una única plástica, que haga del estilo naif una suerte de re-vinculación del arte con lo más primitivo e ingenuo de nuestra humanidad.
Referencias
ArtMajeur (s.f.). New Age. https://www.artmajeur.com/aeon/es/obras-de-arte/15145003/new-age
Barrientos, M. (2020.). Marcia Odeth Barrientos Rosas. https://www.marciabarrientos.cl/marcia-barrientos/
Bolaño, E. (13 de diciembre de 2017). El beso. Un cuadro romántico en todos los aspectos de la palabra. 10! https://historia-arte.com/obras/el-beso-hayez
Díaz, E. (2002). Nueva Era: una religión para la polis posmoderna. Antropología Revista Interdisciplinaria del INAH, (68), 44-49. https://revistas.inah.gob.mx/index.php/antropologia/article/view/4969
Gómez-Luna, E., Navas, D., Aponte-Mayor, G. y Betancourt-Buitrago, L. (2014). Metodología para la revisión bibliográfica y la gestión de información de temas científicos, a través de su estructuración y sistematización. Dyna, 81(184), 158-163. https://doi.org/10.15446/dyna.v81n184.37066
Lohman, L. (2023). Música New Age. Definición, historia y artistas. Study.com. https://study.com/academy/lesson/new-age-music-history.html
Reyes, H. (2020). Artículos de Revisión. Revista médica de Chile, 148(1), 103-108. http://dx.doi.org/10.4067/S0034-98872020000100103
Sloterdijk, P. (2020). El imperativo categórico. Akal.
Valles, M. (2003). Técnicas cualitativas de investigación social. Síntesis.
[1] Según nos dice Díaz (2002), el New Age es una propuesta religiosa ecléctica, la cual retoma planteamientos de las principales tradiciones religiosas, como el budismo, el judaísmo, el hinduismo y el cristianismo, lo mismo que de diversos elementos de las religiones prehispánicas. Sería, pues, una nueva conciencia integral ecológica y holística, que, sin un cuerpo doctrinal preciso y homogéneo, encuentra en la dimensión religiosa su mayor desarrollo como expresión de una espiritualidad panteísta, cósmica e inmanente.
[2] Profesora de Artes Visuales de la Pontificia Universidad Católica de Chile y “Artista de Fotografía” otorgado por la FIAP. Integrante del fotoclub de Osorno y secretaria de la Federación Nacional de Fotógrafos de Chile y FIAP. Ha efectuado cursos de perfeccionamiento en educación Artística en The University College of St. Mark & St. John, en Plymouth, Inglaterra y en la Escuela de Cultura de Midgard, Umea, Suecia a través de proyectos de intercambio artísticos culturales entre ambos países. En el 2010 se especializo en Arteterapia en la Universidad de Chile. Como docente se ha dedicado a realizar clases de artes visuales y talleres de fotografía en las Universidades de Los Lagos, Universidad Santo Tomás y Universidad San Sebastián de la ciudad de Osorno. Realizó clases en el colegio Blas Pascal School y Liceo Carmela Carvajal de Prat de Osorno (Barrientos, s.f.).
[3] El sitio web de Marcia Barrientos es https://www.marciabarrientos.cl/


