Sobre la filosofía de la creatividad
Gabriela Vázquez.
La creatividad, en este contexto, es tanto una herramienta, cuanto una virtud filosófica, reflejando la capacidad única de la mente humana para trascender sus propias construcciones y limitaciones, para imaginar lo que es y lo que podría ser.
La creatividad, esa capacidad ilimitada de concebir lo inexistente, ha capturado la fascinación de filósof@s, artist@s y científic@s a lo largo de toda la historia de la humanidad. Si bien a menudo se asocia únicamente con el arte, en realidad no se limita a este o a invenciones tecnológicas, sino que se constituye como la potencia fundamental que impulsa la evolución del tejido social, las culturas, e incluso nuestra propia especie. Por ello, en esta reflexión, miraremos a la filosofía de la creatividad no como un mero fenómeno psicológico o sociocultural, sino como una esencia intrínseca de quienes somos, ese aspecto que encarna nuestro impulso irreductible hacia la constante innovación, adaptación y significación.
Apenas rozando una definición sobre esta innata faceta sapiens, la creatividad se revela como una dialéctica entre lo posible y lo real, un juego eterno entre lo que pensamos y su materialización, acompañada, además, de la capacidad de generar ideas, soluciones o en general acciones que son tanto innovadoras como útiles ―en la mayoría de los casos―.
Imagen 1: Feeling the wall (Sintiendo la pared),
Anne Speier
Instalación. Acero, poliuretano, yeso, papel maché, color, impresión UV directa y alu-dibond.
Berlín. 2017
Palacio Belvedere, Viena. Austria.
Así, parecería que el deseo de crear es un impulso natural en el ser humano. Desde las pinturas rupestres hasta las contemporáneas disciplinas artísticas y tecnológicas, la evidencia de nuestra necesidad de inventar es omnipresente a través de las eras. Este impulso refleja una búsqueda de supervivencia, de mejora material, y también una profunda necesidad de expresión, comunicación y comprensión de nosotros mismos y del mundo que nos rodea.
Intentando desmenuzar algunas de las conexiones de esta facultad del ser, es imperativo iniciar estableciendo sus relaciones con el arte, un nexo primario que se puede explorar desde varias aristas. Si bien este proporciona un espacio para que la imaginación cobre vida y para que las ideas se conviertan en experiencias compartidas, es también parcela para la exploración expansiva de límites, fronteras que se desafían y cruzan lo que se considera posible o incluso aceptable en el campo creativo.
Dónde vamos a bailar esta noche. Sara Goldschmied y Eleonora Chiari
Instalación. Botellas de champán, confettis y desperdicios de una fiesta finalizada 2015
Museo de Bolzano, Italia.
Es por ello que cuestionar y redefinir constantemente nuestras percepciones del arte, reconociendo las contribuciones individuales y colectivas en el circuito, es fundamental para equilibrar paradigmas y no caer en el letargo o la sobrevaloración. En la esfera artística, Egon Schiele mencionaba que el arte no puede ser moderno, porque el arte es eterno, por lo tanto, su naturaleza simultánea, atemporal y permanente sugiere que la esencia de este va mucho más allá de las etiquetas estilísticas.
Pero qué puede ser aceptable y qué no, a nivel creativo. Reconocer la trascendencia de estas categorizaciones temporales implica reconocer la capacidad de perdurar a lo largo del tiempo, conectando con la humanidad en distintas épocas y culturas, todas ellas llevadas de la mano de la esencia creativa.
Desde una perspectiva filosófica, Schiele nos conduce a reflexionar sobre la naturaleza intrínseca y duradera del arte que a pesar de los cambios en las corrientes y estilos mantiene su labor de expresión poderosa y duradera de la creatividad humana.
Hauswand (Fensterwand)
House Wall (Window wall). Egon Schiele
Óleo sobre lienzo. 1914
Palacio Belvedere, Viena. Austria.
Por otra parte, no se puede dejar de lado considerar cómo la creatividad es quizá el más importante recurso para la resolución de problemas. Claro está, entendiendo la palabra «problemas» como situaciones, interrogantes filosóficas o incluso cómo descubrir el fuego. La superación de obstáculos técnicos y conceptuales subraya su importancia como fuente de inspiración y como competencia crítica en el proceso creativo.
Pensar fuera de lo normal, o fuera de la caja, más conocido como thinking out of the box, es una conocida expresión que se emplea como significante del «mirar más allá» o «mirar más lejos», es decir, poner a un lado lo obvio y desarrollar ideas con paradigmas distintos a lo tradicional.
Este proceso, lejos de ser una mera función de la inteligencia aplicada, es un vínculo entre la intuición y el análisis, un juego donde la imaginación desafía las reglas establecidas y propone nuevas formas de entender e interactuar con el mundo.
La creatividad, en este contexto, es tanto una herramienta, cuanto una virtud filosófica, reflejando la capacidad única de la mente humana para trascender sus propias construcciones y limitaciones, para imaginar lo que es y lo que podría ser. Así, ella emerge como respuesta a los problemas y como una afirmación de libertad, una posibilidad más de la capacidad humana para modelar activamente su propio destino y el del universo que habita.
Ma. Gabriela Vázquez.
SDPnoticias. (2015). Instalación confunde a visitantes de museo y los hace bailar por la noche. Recuperado de https://www.sdpnoticias.com/estilo-de-vida/instalacion-confundida-bailar-museo-noche.html
Fotografías:
Hauswand (Fensterwand). Fotografía de la autora. (2023).
Feeling the wall. Fotografía de la autora. (2023).
Imagen de portada tomada de futuristspeaker.com e intervenida digitalmente