El lazo invisible: Explorando la relación emocional entre humanos y animales de compañía
Carlos Quizhpe Parra.
Esta relación simbiótica, sin embargo, puede ser vista críticamente como una forma de compensar la falta de relaciones humanas significativas en una sociedad cada vez más individualista y fragmentada.
La relación emocional entre los humanos y los animales de compañía ha adquirido una importancia significativa en el contexto de la modernidad tardía. Esta relación no solo impacta el bienestar individual, sino que también tiene implicaciones más amplias en nuestra comprensión de la naturaleza y el medio ambiente. Desde una perspectiva de la ecología política, esta relación puede ser vista como una manifestación de las dinámicas de poder y las estructuras socioeconómicas que caracterizan nuestra era contemporánea. En este ensayo, se analizarán las claves teóricas que subyacen a esta relación y cómo la emocionalidad con los animales de compañía trasciende a la naturaleza entera en el contexto de la modernidad tardía.
En primer lugar, es esencial entender la evolución histórica del rol de los animales de compañía. En las sociedades preindustriales, los animales eran principalmente valorados por sus funciones prácticas, como proteger hogares o cazar ratones. Sin embargo, con el advenimiento de la industrialización y la urbanización, los animales de compañía comenzaron a ser valorados por su capacidad de proporcionar compañía emocional. Este cambio refleja un proceso más amplio de alienación de la naturaleza, donde los humanos, cada vez más desconectados de su entorno natural, buscan reconectar emocionalmente a través de sus relaciones con los animales (Vinke et al., 2020).
Esta transición ha sido profundamente influenciada por las dinámicas del capitalismo tardío. La mercantilización de los animales de compañía, impulsada por una industria multimillonaria que incluye alimentos, juguetes y servicios veterinarios, refleja cómo el capitalismo explota y monetiza las necesidades emocionales humanas. Este fenómeno no solo refuerza las estructuras de poder existentes, sino que también perpetúa la idea de que la naturaleza y los animales están al servicio de las necesidades humanas. Tal perspectiva está enraizada en una visión antropocéntrica del mundo, que ve a los humanos como superiores y dominantes sobre el resto de la naturaleza (Bauman, 2000; Loughnan et al., 2024).
Esta tendencia no solo refleja la precariedad de las relaciones humanas en el contexto neoliberal, sino que también pone de relieve cómo los animales se convierten en una especie de terapia emocional en un mundo cada vez más alienante.
Desde la teoría de la auto-expansión, los individuos integran a sus mascotas en su identidad, lo que puede aumentar el afecto positivo y reducir la soledad. Esta relación simbiótica, sin embargo, puede ser vista críticamente como una forma de compensar la falta de relaciones humanas significativas en una sociedad cada vez más individualista y fragmentada. La modernidad tardía, caracterizada por relaciones líquidas y una creciente inestabilidad social, lleva a muchas personas a buscar estabilidad y consuelo en sus relaciones con los animales de compañía (Bauman, 2000). Esta tendencia no solo refleja la precariedad de las relaciones humanas en el contexto neoliberal, sino que también pone de relieve cómo los animales se convierten en una especie de terapia emocional en un mundo cada vez más alienante.
Desde la perspectiva de la ecología política, es crucial examinar cómo estas relaciones emocionales con los animales de compañía afectan nuestra percepción y tratamiento de la naturaleza en general. La teoría del «One Health» destaca la interconexión entre la salud humana, animal y ambiental, abogando por un enfoque holístico que reconozca los beneficios y riesgos de las relaciones cercanas entre humanos y animales (Vinke et al., 2020). Sin embargo, la creciente popularidad de los animales de compañía también ha llevado a una serie de prácticas problemáticas, como la cría extrema y la modificación genética, que plantean serias preocupaciones éticas y de bienestar animal. Estas prácticas reflejan una visión instrumental de los animales, donde su valor se mide en términos de su capacidad para satisfacer las necesidades emocionales humanas, en lugar de ser reconocidos como seres con valor intrínseco (Loughnan et al., 2024).
El concepto de la biopolítica, propuesto por Michel Foucault es útil para analizar cómo el poder se ejerce sobre las vidas de los animales de compañía. En la modernidad tardía, los animales de compañía son objeto de una serie de regulaciones y controles que buscan maximizar su valor como fuentes de bienestar emocional para los humanos. Esta biopolítica de los animales de compañía no solo regula sus cuerpos y comportamientos, sino que también configura las formas en que los humanos se relacionan con ellos. Desde las políticas de salud pública que promueven la tenencia responsable de mascotas hasta las campañas de marketing que fomentan el consumo de productos para mascotas, la biopolítica moldea las prácticas y percepciones en torno a los animales de compañía (Foucault, 1978; Teo y Thomas, 2019).
Además, es importante considerar cómo la relación emocional con los animales de compañía puede influir en nuestra relación con el resto de la naturaleza. Algunos estudios sugieren que las personas que tienen fuertes vínculos emocionales con sus mascotas también pueden desarrollar una mayor empatía hacia otros animales y el medio ambiente en general. Este fenómeno, conocido como la hipótesis de la transferencia de empatía, plantea que las relaciones afectivas con los animales de compañía pueden servir como un puente hacia una mayor conciencia y preocupación por la conservación de la naturaleza. Sin embargo, esta hipótesis debe ser examinada críticamente, ya que no todas las personas con mascotas necesariamente desarrollan una conciencia ecológica más amplia (Loughnan et al., 2024; Vinke et al., 2020).
La modernidad tardía también está marcada por una serie de crisis ecológicas, desde el cambio climático hasta la pérdida de biodiversidad. En este contexto, las relaciones emocionales con los animales de compañía pueden ser vistas como una respuesta a estas crisis, proporcionando un sentido de conexión y consuelo en un mundo cada vez más incierto y amenazado. Sin embargo, es crucial que estas relaciones no se limiten a un ámbito privado y emocional, sino que también se traduzcan en acciones políticas y colectivas que aborden las raíces estructurales de las crisis ecológicas (Loughnan et al., 2024).
Desde la perspectiva de la modernidad líquida, un concepto desarrollado por el sociólogo Zygmunt Bauman, las relaciones humanas se caracterizan por su fluidez e inestabilidad, donde las conexiones son transitorias y las identidades se redefinen constantemente. En este contexto, los animales de compañía pueden ofrecer una forma de estabilidad emocional y un refugio seguro en un mundo marcado por la incertidumbre y el cambio constante. La modernidad líquida también está asociada con la «cultura del descarte», donde los objetos y relaciones se vuelven desechables una vez que dejan de ser útiles o satisfactorios. Esta lógica consumista puede extenderse a la forma en que algunas personas tratan a sus animales de compañía, viéndolos como productos que se pueden reemplazar cuando ya no cumplen con las expectativas emocionales o prácticas (Bauman, 2000).
La «cultura del descarte» propuesta por el capitalismo contemporáneo no solo afecta a las relaciones interpersonales y a los objetos materiales, sino también a los animales de compañía. Esta visión utilitaria y desechable puede llevar a prácticas de abandono y maltrato, reflejando una falta de compromiso y responsabilidad hacia los seres vivos que se considera que ya no son útiles o satisfactorios. Este fenómeno pone de relieve la necesidad de una reevaluación ética y política de nuestras relaciones con los animales, abogando por una visión que reconozca su valor intrínseco y promueva un trato respetuoso y responsable (Teo y Thomas, 2019; Vinke et al., 2020).
La mercantilización de los animales de compañía también plantea preguntas críticas sobre la sostenibilidad y el impacto ambiental de estas prácticas. La producción y el consumo de productos para mascotas generan una huella ecológica significativa, contribuyendo a la explotación de recursos naturales y la generación de residuos. En este sentido, la relación emocional con los animales de compañía en la modernidad tardía debe ser examinada no solo desde una perspectiva psicológica y social, sino también desde una perspectiva ecológica y económica, considerando las implicaciones más amplias de estas prácticas en el medio ambiente y la sostenibilidad (Loughnan et al., 2024; Vinke et al., 2020).
En conclusión, la relación emocional entre humanos y animales de compañía en la modernidad tardía es un fenómeno complejo y multifacético que refleja y reproduce las dinámicas de poder y las estructuras socioeconómicas de nuestra era contemporánea. Desde una perspectiva de la ecología política, es esencial examinar críticamente cómo estas relaciones afectan no solo el bienestar individual, sino también nuestra percepción y tratamiento de la naturaleza en general. La modernidad líquida y la «cultura del descarte» proporcionan marcos teóricos útiles para entender las contradicciones y tensiones inherentes a estas relaciones, destacando la necesidad de una reevaluación ética y política de nuestras interacciones con los animales. Al mismo tiempo, es importante reconocer el potencial transformador de estas relaciones para fomentar una mayor empatía y acción política en defensa del medio ambiente. Solo a través de un enfoque crítico y reflexivo podemos desarrollar una comprensión más profunda y holística de la interconexión entre humanos, animales y naturaleza en el contexto de la modernidad tardía.
Para Camarada, por su fuerza y amor.
Carlos Quizhpe Parra.
Referencias
- Bauman, Z. (2000). Liquid Modernity. Polity Press.
- Foucault, M. (1978). The History of Sexuality, Volume 1: An Introduction. Pantheon Books.
- Loughnan, S., et al. (2024). The link between the nature of the human–companion animal relationship and well-being outcomes in companion animal owners. Animals, 14(3), 441. https://doi.org/10.3390/ani14030441
- Teo, A. R., y Thomas, A. (2019). Core Conditions Theory: Understanding Human-Companion Animal Interactions. Frontiers in Psychology. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2019.01791
- Vinke, C. M., van Hagen, M. A. E., y Lipman, L. J. A. (2020). A One Health perspective on the human–companion animal relationship with emphasis on zoonotic aspects. International Journal of Environmental Research and Public Health, 17(11), 3789. https://doi.org/10.3390/ijerph17113789
Imagen tomada de revistavanityfair.es e intervenida digitalmente.