¿De qué hablamos cuando hablamos del humor?
Fernando Prieto
El comediante Diego Capusotto sugiere que el lenguaje del humor deja de manifiesto la ruptura de la ensoñación como respuesta al gran relato de la utopía. El humor requiere atravesar la tragedia como acto de catarsis, pues a partir de ella se evade el dolor, la angustia y el miedo para tomar distancia y determinar una nueva perspectiva de las cosas. Alejandro Dolina, por su parte, sostiene que el humor se caracteriza por la contraposición de elementos que desentonan con la línea de la realidad que sigue cualquier secuencia lógica de actos. Dolina nos recuerda que para Schopenhauer la única manera de hacer humor es colocar una cosa donde no va para falsear el discurso de la razón.
Si hemos de buscar, por lo tanto, el sentido del humor y sus significantes habremos de extraerlos de los matices puramente humanos que modifican el discurso y lo convierten en elementos risibles, desarticulan la lógica y deforman la razón y sus recursos morales. El humor como afirma Bergson es la máxima creación humana, solo su inteligencia le permite reírse de la tragedia propia o ajena, de la ridiculez, de la muerte o del dolor. Solo la inteligencia humana pudo crear algo tan complejo como un chiste, un breve relato cuya calidad se muestra de forma objetiva y tangible. El humor se extrae siempre del conocimiento colectivo, por lo tanto, un chiste no siempre es fácil entenderlo fuera de los límites de la realidad donde el episodio se genera.
Consideramos que para causar gracia en el espectador este debe ser capaz de comprender la situación y los actos de habla desde su propio conocimiento de la realidad que se observa desde la óptica del espectador. La significación determinará el grado de gracia que produce al receptor para luego poder expresarla mediante un aspecto perlocucionario. Por ende, consideramos que contar un chiste implica un grado de racionalidad donde la lógica del narrador y del espectador, aumenta o disminuye el aspecto ilocucionario que pueda causarse al momento de escuchar una broma y procesarla.
El humor de Micky Vainilla, por ejemplo, recupera la sátira y la ironía como aparatos de crítica al poder y a las estructuras sociales de carácter conservador. Sus episodios de comedia sirven como un aparato de crítica social y política. Vainilla como personaje es la estrella pop prototípica, una estrella adolescente que, a través del espectáculo, el escándalo y las polémicas legitima su discurso de odio siendo aceptado por una porción de la sociedad mientras divulga sin reparo una ideología radical.
El discurso pop de Vainilla dentro del campo ficcional pretende no solo blanquear los discursos de odio sino también normalizarlos. Fraticelli (2010) al respecto afirma que con el personaje de Micky Vainilla hay un cambio de paradigma en la producción cómica de Argentina. El personaje establece una nueva visión de la cultura política, dejando de lado la crítica al político de turno para pasar a criticar al ciudadano común, aquel que posiciona en el poder al tirano, que sigue ciegamente el discurso fascista, elogia su accionar y repite las palabras del fascismo sin pensar siquiera en el trasfondo de sus sentidos pues busca disfrazarlas.
Por esto, consideramos que el humor trasciende el sentido moral en la medida que se presenta una ruptura de los patrones estructurales del bien y del mal. El humor de Capusotto, por ejemplo, implica un apartado de crítica social y político, aligera la angustia de la finitud, corrompe el discurso de la moralidad al develar la falencia de los grandes relatos, pone de manifiesto el horror al que nos enfrentamos día tras día, y nos permite, al menos por un momento, fugar al espacio de la ensoñación.
El humor en el caso de Capusotto se determina siempre en caracteres políticos que funcionan como aparatos de fuga. Como hemos sostenido a lo largo de este ensayo Capusotto critica al ciudadano de a pie, el actor más importante en todo el quehacer político. El humor de Capusotto se caracteriza por reírse no solo del fanatismo y de la ingenuidad sino también de falta de criterio.
En su humor el poder está representado por el ciudadano común, ignorante, poco crítico con el discurso del poder, fácilmente dominable por las ideologías, aquel que defiende la forma de actuación política y se sumerge en la acción política sin criterios. Su humor absurdo se caracteriza por presentar escenas exageradas, fuera de tono, generar sin sentido, a partir de la simbiosis de opuestos difíciles de unir en una escena de carácter humorístico. Por esto, a simple vista y sin el contexto previo no es fácil acceder a su dialéctica irónica. Deja de lado la condescendencia de atacar al poder y victimizar al ciudadano. Con su humor llama al ciudadano a tomar responsabilidad de sus actos, a ser coherentes con las ideas que profesa.
Bibliografía
Austin, J. L., & Urmson, J. O. (1990). Cómo hacer cosas con palabras. Paidós.
Carroll, N. (1999). Horror and humor. The Journal of Aesthetics and Art Criticism, 57(2), 145-160.
Fernández, L. (2011). Peter Capusotto y sus videos. comicidad, vanguardia y cultura de masas. En IX Jornadas de Sociología. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires.
Fraticelli, D. (2010). Desenmascarando al ciudadano (porteño). El humor político de “Micky Vainilla” en Peter Capusotto y sus videos. LIS Letra. Imagen. Sonido. Ciudad Mediatizada, (5), 41-56.