Del amor en tiempos de consumismo
Por: Jessica Ochoa.
Amar en tiempos de consumismo se ha convertido en una sucesión de “Instantes eternos”, un universo de puntos que dista de relaciones más sólidas y estables, y esa fugacidad hace, que establezcamos relaciones humanas guiadas por el deseo, incluso de manera transaccional, cualidades fundamentales del modelo consumista.
En medio de la felicidad aparente que nos produce el consumo, en la medida en que satisface necesidades humanas, la expansión capitalista -a través del uso tecnológico y la sobreestimulación- nos ha llevado a creer que tenemos más necesidades de las reales; la ansiedad generalizada por llenar vacíos es inminente.
Si la satisfacción, con base en la definición de Woodruff, Cadotte y Jenkins (1983) “es una respuesta emocional a la confirmación o no de expectativas previas” (Ruiz Marin et al., 2010, 78), el modelo se basa en generar cada vez más expectativas sobre lo que consumimos. Así funciona este círculo y “medra en tanto y en cuanto logre que la no satisfacción de sus miembros sea perpetua” (Bauman 2007, 18).
La expansión del comercio impulsada por el desarrollo tecnológico, y la velocidad transaccional con la que se desarrolla ha exacerbado la necesidad de consumo, procurando una sensación de desazón y hastío que solo es llenado en cuánto más compramos. Esta lógica de mercado, también se extrapola al “ámbito de los vínculos humanos” (Bauman, 2004, p.37).
Miles de redes sociales nos invitan a exhibir nuestro día a día y a mercantilizar nuestra imagen a cambio de un like; apps de citas en donde es más fácil elegir a la carta y menos trabajoso establecer conexiones sin arriesgar, nos ahorran tiempo y esfuerzo. Después de todo ¿para qué salir con alguien que no cumple de antemano mis expectativas?.
En este modelo en la que la sensación de insatisfacción cada vez cala en lo más profundo de los seres humanos, la pregunta es ¿es posible trascender este tipo de relaciones y construir otro tipo de amor?
Amar en tiempos de consumismo se ha convertido en una sucesión de “Instantes eternos”, un universo de puntos que dista de relaciones más sólidas y estables, y esa fugacidad hace, que establezcamos relaciones humanas guiadas por el deseo, incluso de manera transaccional, cualidades fundamentales del modelo consumista.
La emergencia de “relaciones de bolsillo” que “se pueden sacar en caso de necesidad” (Bauman, 2003, p.25) se han vuelto patrón común en la construcción de las relaciones humanas. Haciendo analogía al poema de Adoum Prohibido usar carteles, en este contexto, queda prohibido usar etiquetas, prohibido enamorarse, prohibido girar más a la izquierda, prohibido vincularse, prohibido estacionarse, prohibido formar grupos. En un eterno transitar, finalmente “bebes el café que te quedó de ayer y sales consuetudinario”.
Mientras más uso y deshecho, más alimento al modelo; la cantidad ha reemplazado a la calidad de las cosas, también de las relaciones. Esta lógica que cala también en las relaciones humanas provoca factores como el miedo a solidificar vínculos que brinden estabilidad y seguridad, por ello es tan común que veamos relaciones con anticipada fecha de expiración (descartables y sin compromiso), como cuando uno conoce el final de la peli y esperas el final, sin vivir el proceso.
Pero, aunque el capitalismo se rige por una estructura económica, permeada por una superestructura dentro de la cual se configuran una serie de valores y lógicas culturales que la sostienen, esto no excluye a las relaciones sociales y sus diferentes expresiones; no significa que estemos condenados a vivir un amor de obsolescencia programada, por la mera lógica sistémica ya que nuestra posición en el mundo no es meramente contemplativa, sino transformadora.
Así como somos capaces de tomar acción y transformar la historia a través de la conciencia, de la misma forma nuestras decisiones se enmarcan en la posibilidad de construir otro tipo de relaciones, esta construcción no está ajena a la disputa por un nuevo tipo de sociedad y por la construcción de sentidos que le den lógica a nuevas relaciones humanas.
Esa búsqueda nos invita a despojarnos de la inmediatez y a jugarnos la vida en los proyectos que, al final del día, no solo nos brindan placer, sino que también están hechos para trascender. Es en esa medida, en la que el valor de uso planta la cara al valor de cambio; así, en tanto que asumimos consciencia de la necesidad de cambios sustanciales, la construcción de vínculos y relaciones más sólidas por sobre las meras conexiones, lleva tiempo y trabajo, y exige constancia; porque el amor es paciente y la paciencia toma tiempo…
Resta preguntarnos ¿Con qué armas disputar este modelo establecido?
Jessica Ochoa: Magister en investigación en Políticas Públicas por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), feminista y militante comunista.
Referencias:
- Bauman, Z. (2005). Amor líquido: Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. Fondo de Cultura económica de España.
- Bauman, Z. (2007). Vida de consumo. México. Fondo de Cultura económica.
- Ruiz Marín, M., Palací Descals F., Salceso Aznal A., & Garcés Prieto J. (2010). E-satisfacción: una aproximación cualitativa. Acción psicológica X (7), 75-85. ISSN: 1578-908X.
Imagen tomada de elciudadano.com e intervenida digitalmente