Por: Paulo Freire Valdiviezo
Esta incapacidad de asombrarnos es un síntoma de la deshumanización que vivimos como sociedad; tal como retrata la película, tendemos a una peligrosa adaptación al mal sin cuestionamiento.
Por lo general, en nuestro grupo de amigos o en nuestra familia, tenemos una persona que es altamente calificada para recomendar una serie o una película. Cuando esa persona te recomienda algo que tienes que ver, tienes que hacerlo, no existe posibilidad de evitar. En este caso, esta persona altamente calificada, me recomendó la película Zona de Interés (2023) dirigida por Jonathan Glazer. Si no la han visto aún, tiene que hacerlo, por el bien de la humanidad.
Esta película está ambientada en la Segunda Guerra Mundial, y ya sabemos, todos y todas, lo que pasó en esos tiempos de guerra. Pero el argumento de la película no es la guerra en sí, aunque se trata sobre ella casi sin tratarla; tampoco, las imágenes se centran en el horror de la guerra, aunque, sobre todo, se centra en eso. Si me piden un resumen de la película, podría dejarlo así: es una película en la que no pasa nada, pero, a la vez, pasa de todo.
El espectador tiene que enfrentarse a una desgarradora cotidianidad de la vida en tiempos de guerra, un escenario donde la tragedia y el sufrimiento parecen perder su poder de asombro; ¿les parece conocido? ¡exacto! Es lo que estamos viviendo hoy. El mundo se cae a pedazos, vivimos una tragedia en todo sentido, pero hemos perdido la capacidad de asombro, hemos normalizado el sufrimiento y la estupidez.
Hoy quiero usar esta película como una entrada para reflexionar sobre la desconexión emocional que vivimos y la capacidad que tenemos para normalizar los horrores que ocurren a nuestro alrededor. Imagínense vivir, en una casa linda, cómoda, feliz con nuestra familia, fumarnos un cigarrillo o hacer un asado, mientras al lado de nosotros están los campos de concentración, está el horror, la desesperanza, la muerte. Pues, eso es lo que muestra esta película, y es lo que vivimos hoy, nos sentamos a tomar un café, a comer una pizza a ver una película, mientras a nuestro alrededor todo arde.
A esta situación Hannah Arendt la llamó la banalidad del mal permitiéndonos entender cómo el mal se puede convertir en algo cotidiano, en una rutina aceptada sin cuestionamiento; así, los personajes de Zona de Interés viven en una burbuja de la indiferencia, desprovistos de una reflexión sobre la consecuencia de sus actos, tal como, vivimos la mayoría de nosotros, personajes que nos negamos a reconocer la magnitud de la tragedia en la que vivimos. O será que la indiferencia hacia el sufrimiento es nuestra forma de supervivencia, tal cual, lo mencionaba Nietzsche, para quien los seres humanos nos adaptamos a nuevas formas de moralidad que nos permitan vivir con el dolor.
Zona de Interés nos muestra una forma de vida alienada en la que los personajes están atrapados en una existencia cotidiana que les permite ignorar el sufrimiento que hay alrededor, como si el sufrimiento se tratara de una condición que no les afecta directamente, sino que, más bien, contribuye a alimentar esa forma de vida; la responsabilidad existencial y ética frente al sufrimiento desaparece, instaurando, lo que Horkheimer llama, una racionalidad instrumental que justifica la maldad como una posibilidad de habitar el horror sin alterarse.
Y justamente, eso es lo que hoy vivimos, una racionalización del sufrimiento como una parte de una estructura mayor, que en nombre del progreso justifica la violencia como una parte inevitable del sistema. Esta incapacidad de asombrarnos es un síntoma de la deshumanización que vivimos como sociedad; tal como retrata la película, tendemos a una peligrosa adaptación al mal sin cuestionamiento. Zona de interés retrata, tomando como escenario la Segunda Guerra Mundial, lo que hoy experimentamos, el desgarrador silencio y la profunda indiferencia. Este llamado de atención no es, simplemente, para no repetir errores del pasado, pues ya los estamos repitiendo, sino que, intenta ser un llamado a que no nos dejemos despojar el poder transformador la tragedia.
Referencias
- Glazer, J. (Director). (2023). Zona de Interés. A24, Film4 Productions.