Las anarco líneas: Hilma af Klint la madre de las artes abstractas
Por: Emy Daniela Díaz
Lo cierto es que todos tenemos derecho a transitar por las anarco líneas del tiempo para recuperar la perspectiva, también para beber los cócteles de oscuridad.
Las artes abstractas han sobrevivido, como tantos, como pocos, como nosotros a la orfandad. Aunque algunas veces estas artes han abandonado las sensaciones humanas, mientras se ahogaban en el vértigo de un vacío universal o en litros de penicilina. Ese ahogo, esa falta de aire se construía de líneas. Tantas veces lo abstracto nos ha regalado representaciones regurgitadas de ese vacío. Lo cierto es que todos tenemos derecho a transitar por las anarco líneas del tiempo para recuperar la perspectiva, también para beber los cócteles de oscuridad.
Sin embargo, cuando las artes abstractas sentían por primera vez la energía vital de ser, aquel transitar fue todo menos oscuridad. En el 1906 de la pintora sueca Hilma af Klint, la madre no genética del arte abstracto, muy a pesar de la santa trinidad encabezada por Kandinsky. Aquello que sucedió fue sensualidad, energía luminosa transformada en colores que se escurrían del pelaje felino de su pincel y de su ser, sobre un seductor sustrato blanco.
Desaparecer el blanco, es una mezcla de coraje y deseo. Perversiones de pintoras.
Así, Hilma proyectó una mancha continua, en líneas espirales, nombrado como Caos primordial. Obra en la que ella misma se transformó en un ser de conexión con la ciencia, la meditación y las artes. Su caos primordial, recuerda un placer que dura poco pero te regala la brisa de la eternidad. Af Klint, quien según la astrología tropical es escorpio y nació en 1862, fue la madre no genética de las artes abstractas, se adelantó al surrealismo e hizo de la experimentación su método. Aquello que sucedía en su práctica experimental, no era otra cosa que un juego para resolver ciertas preguntas filosóficas como el origen de la vida, y asuntos sobre la muerte, a través de los lenguajes de las artes. Ella también pintaba para sobrevivir a su propio retablo de muertes familiares.
Dado que las artes son también física y matemática, su trabajo tenía relación con la energía. De esta manera su método se construía de la experimentación con la materia, las emociones y el dibujo automático. Según Hessel (2023),
Hilma fue parte de la segunda generación de mujeres admitidas para estudiar en la Real Academia de las Artes de Estocolmo durante 1880. Estudió diseño, retrato y pintura del paisaje. Sin embargo fue más allá con su pensamiento, las obras artísticas en sus telas eran apasionadas y casi como diagramas, llenas de formas geométricas, biomórficas y cosmológicas, presentando visualmente una interconexión entre la humanidad y el universo (p.109).
Además, como establece The Hilma af Klint Foundation (2024), ella se reconoció hasta su muerte como antroposofista, en 1908 conoció a Steiner en Suecia y desarrolló interés por sus enseñanzas filosóficas. Después, en 1932 Hilma marca con una X muchos cuadernos, incluidos los Libros Azules que contienen las Pinturas para el Templo, indicando que no pueden abrirse hasta veinte años después de su muerte. Escribe sobre su plan de construir un museo para mostrar lo que se esconde detrás de las fuerzas de la materia. Entonces, cuando muere el 21 de octubre tras un accidente de tranvía. Su sobrino Erik af Klint hereda su obra: unas 1.300 pinturas y 124 cuadernos con más de 26.000 páginas escritas a mano y mecanografiadas. Según Tallman (2022) “Hilma af Klint fue la mujer que venció a Kandinsky en la abstracción, y escribió voluminosas exégesis explicando el significado programático de sus imágenes, pero casi nadie les presta atención” (p.175).
En aquel instante continuo, el de la muerte, un velo amarillo de reflejos lunares protege la noche en todas las latitudes. La geografía no se interpone. Los tiempos se congelan cuando las estrellas caen del cielo presagiando una muerte de barrio, mientras las montañas hablan y el bosque se alimenta de huesos. Al mismo tiempo, hombres gigantes miden calles y otros seres juegan de cabeza. Otras, como Hilma af Klint pintan y oscilan entre ondas electromagnéticas para contemplar el presente, para recuperar la sensación del calor amarillo de la infancia. Mientras mueres, ella sigue pintando.
Emy Daniela Díaz
Referencias
- Hessel, K. (2023). La storia dell’arte senza uomini. Einaudi:
- Tallman, S. (2022). Seeing things: Anna Mary Howitt in art history. In P. Coldwell & R. M. Morgan (Eds.), Picturing the Invisible: Exploring interdisciplinary synergies from the arts and the sciences (pp. 160–177). UCL Press. http://www.jstor.org/stable/j.ctv1v090jc.16
- The Hilma af Klint Foundation. (2024). About Hilma af Klint. https://hilmaafklint.se/about-hilma-af-klint/
Imagen tomada de hilmaafklint.se e intervenida digitalmente.