Meraki
Gabriela Vázquez.
La vida hay que vivirla con pasión, desde el alma, con desbordamiento. Así es en el contexto de las artes―aunque suene cliché―, donde meraki representa aquella filosofía del sentir, esa porción que se pone desde una misma en todo lo que se crea y que es inherente a la dedicación que se infunde en cada obra.
La vida hay que vivirla con pasión, desde el alma, con desbordamiento. Así es en el contexto de las artes―aunque suene cliché―, donde meraki representa aquella filosofía del sentir, esa porción que se pone desde una misma en todo lo que se crea y que es inherente a la dedicación que se infunde en cada obra. Este término encapsula la idea de que el arte es una extensión de la naturaleza innata del artesano y del artista, una expresión tangible de su compromiso con su quehacer. Cuando alguien crea desde meraki, su obra no solo comunica un mensaje o una emoción, sino que también conlleva experimentar la vivencia y el empeño de su creador, dotando a cada pieza de un valor y una autenticidad propios.
En esta convergencia del sentir, las artes populares y las artes contemporáneas hacen click, por ello este texto, arranca colocando a estas dos formas de hacer de manera paralela, más no en superioridad una con otra. Los contrastes entre ambas no están en juicio de valor dentro de este ensayo; la intención es tejer y reconocer sus aportes mutuos partiendo del sentir que artistas y artesanas colocan en su producción. A manera de complemento, el arte actual se ha visto grandemente enriquecido ―en numerosas ocasiones ya― por el resurgimiento y puesta en valor de los oficios y las técnicas artesanales. En los últimos años, se ha hecho evidente una suerte de amalgama entre lo tradicional y la vanguardia, llegando incluso a redefinir ciertas fronteras de la expresión y el gesto artístico en unión de lo que se conoce como la techné(1).
Este término encapsula la idea de que el arte es una extensión de la naturaleza innata del artesano y del artista, una expresión tangible de su compromiso con su quehacer.
Como resultado de esta síntesis, la dimensión sensible de las obras resultantes se ha visto repotenciada tanto a nivel discursivo como estético, ya que se componen de la esencia de dos o más personas que juntas van dejando en segundo plano la inmediatez. La incorporación de técnicas como la alfarería, el trabajo a mano en vidrio, el tejido en telar, entre otros, otorga una reflexión crítica ante la escala del trabajo manual y su permanente amenaza. Interrogantes sobre el propio acto artístico, su aura, su unicidad, afloran al percibir los sentires que estas obras combinadas presentan a los espectadores. No se trata de dividir, se trata de converger.
Numerosas son las piezas artísticas que comparten estas características y reflexiones ―prioridad de esta columna siempre― al presentar la combinación de labores entre artesanos de oficio y artistas contemporáneos/as. A continuación algunas referencias.
Amoresfinos: cuando lo cotidiano se convierte en arte.
Al cohabitar con la obra de Paula, de inmediato aflora el sentimiento de volver a casa a través de la memoria. Mediante una cromática apacible, su instalación recoge elementos que evocan a su familia, a sus propias vivencias y, ciertamente, se siente cómo se emana el sentido de meraki en todo su esplendor. La artista plantea relaciones poéticas a través de símbolos como la ropa tendida, representando los horizontes de cuidados y afectos, de la intimidad del hogar, como un gesto que remite a imaginarios personales y ciclos de vida.
Su planteamiento estético tiene una cercana relación con analogías que parten desde el lenguaje ―los amorfinos― hacia una poética romántica que incluye también saberes tradicionales que en la actualidad conforman quién es Paula como ser humano. El trabajo colaborativo entre la artista y los artesanos José y Luz María Cotacachi desvela su profundo interés por crear a varias manos objetos que entrelazan los oficios y artes aplicadas del Ecuador con elementos de arte conceptual y amplia semiótica.
Al hablar de su quehacer, Paula reconoce que lo percibe como una herramienta, como un juego con una misma, como un juego con lo que la rodea; una manera de mirar derivas y recorrer experiencias propias que crean narrativas desde casa por medio del arte y la artesanía.
El tejido tradicional de la alfombra en telar, en la sierra norte del Ecuador, específicamente en la comunidad de Peguche, es un trabajo altamente especializado que posee conocimientos transmitidos de manera intergeneracional. Las alfombras son muy apreciadas a nivel nacional e internacional, ya que en la trama y urdimbre del telar, normalmente telar andino de pedal, se colocan los hilos tinturados para ser tejidos―a mano― uno por uno y crear los diseños planteados por Paula (en esta ocasión). La confección de un textil en tela conlleva muchas horas de trabajo, alta atención a los detalles y por supuesto, conocimiento profundo del oficio que en manos de Luz María y José, desemboca en un deleite visual de goce estético.
De manera paralela, el trabajo de talla en madera de llantén y cedro, fue realizado por el artesano Lenin Santacruz; quien a través de esta técnica representa las prendas de vestir que se cuelgan de los microhilos que componen diversos elementos de la colección.
Ella quería flores / vaporización
Juan Carlos León en colaboración con Fausto Ganazhapa
Ella quería flores se creó desde la relación íntima que Juan Carlos sostiene con las plantas medicinales, su composición y morfología activan su memoria afectiva y se convierten en un proceso creativo que propicia una conversación acerca de la generosidad y la sanación entre los seres. Una tradicional receta casera para el asma fue el inicio de sus reflexiones sobre los ciclos de la vida dentro del concepto de esta obra, junto a la posibilidad de imaginar un ecosistema que se desdobla y entrelaza. Aquí, los seres vegetales como la manzanilla y el romero cobran vida a través del vidrio y se hacen presentes en forma de objeto artesanal único (León, 2024). Además, este proyecto fue desarrollado junto al maestro vidriero Fausto Ganazhapa, uno de los pocos artesanos de modelado en vidrio que queda en el Ecuador.
En el quehacer de Juan Carlos la sinergia entre lo contemporáneo y lo artesanal desafía las categorías artísticas estereotipadas, ya que desarrolla un dispositivo de resistencia ante el olvido de las atenciones que brinda la medicina casera, no solo para sanar el cuerpo sino también el alma. El artista establece una metáfora ante la sensibilidad y lo cíclico de los cuidados que experimentó en su primer hogar durante temporalidades diversas.
Lo profundo representado por la manzanilla y el romero. Con cada rama, cada hoja y flor, esta pieza remite también hacia el alivio, ese efecto calmante que todos necesitamos reiteradamente, en cada momento. Esta sensación se hace eco gracias al conocimiento del oficio que posee Fausto, el maestro artesano que trabaja la técnica del vidrio soplado y estirado en la ciudad de Quito, quien acompañando a Juan Carlos realizó réplicas exactas de estas plantas en vidrio. La fusión de este material, que se obtiene a una temperatura que oscila más menos los 800 ºC, vuelve a la técnica un proceso bastante complejo y especializado, más aún cuando toda la escultura es esculpida a mano, jalando el vidrio en su estado maleable y creando cada microelemento uno por uno.
Corrientes de retorno
Pamela Cevallos en colaboración con Javier Rivera
Obra ganadora del Premio París de la 15 Bienal de Cuenca.
El uso de la réplica de figuras arqueológicas,como base práctica para este proyecto, conlleva a preguntarse sobre temas como a quién le pertenece el patrimonio y la apropiación de bienes culturales y su expolio a través del tiempo. A la vez despierta sentimientos que evocan la memoria y que provocan pensar en las personas que crearon los objetos que hoy forman parte de colecciones de museos pero que, en su propio contexto, formaron parte de rituales sagrados y son el resultado de tecnologías adelantadas a su época.
Corrientes de retorno alude a los vaivenes del océano y a un hecho histórico ocurrido en 1966, cuando el niño Auberto Carrillo presenció cómo una fuerte ola “descubrió” varios objetos que semejaban muñecas, hoy reconocidos como los Gigantes de Bahía. En muy poco tiempo, al menos 3000 piezas de cerámica fueron extraídas sin que las autoridades pudieran actuar para prevenir el saqueo.
Mediante el trabajo de campo, Pamela desarrolló una amplia labor con el maestro artesano Javier Rivera en la comunidad de La Pila, en Manabí. Su experiencia directa con el trabajo cerámico, y muy extenso conocimiento y cercanía con piezas arqueológicas de la zona, permitió que juntos elaboren un abanico de imaginarios y réplicas sobre las esculturas antropomorfas arqueológicas de la zona de Bahía. El saber de Javier, obtenido a través de la hechura manual y empleando técnicas artesanales análogas a las de los antiguos habitantes, representa una forma de restituir y activar los significados de estos artefactos fabricados hace 2500 años para honrar a los elementos esenciales de la naturaleza, especialmente el agua.
Al finalizar esta columna, se sugiere –querid@ lector/a– pensar en la intersección que se genera entre las artes populares y las artes contemporáneas. En este corto recorrido escrito, se ha podido apreciar cómo la filosofía de meraki es compartida por ambas disciplinas, que no están separadas sino juntas, porque ambas son creadas por seres humanos que dejan parte de sí mismo/as en su obra. La academia ha puesto límites, la conocida “profesionalización” ha dividido, proponiendo una constante conceptualización del quehacer creativo, proponiendo “nombres” para todo, sin que así sea necesario. Sin embargo no se busca hacer una crítica, sino invitar a ver que en las diferencias está la fortaleza y que crear con desbordamiento y desde el alma no conoce de títulos o diferencias sociales. Cree en lo propio, cuida de tu comunidad.
Gabriela Vázquez Moreno.
Nota:
- La palabra griega téchne engloba todo lo que hoy se entiende por técnica, tecnología y bellas artes. Es por tanto, un saber práctico, que se refiere de manera unitaria al hacer y al obrar, al saber hacer y al saber obrar.
Bibliografía:
- Arias, P. (2024). Apuntes inéditos.
- Cevallos, P. (2023). Réplicas y regresos, activar el pasado desde el arte contemporáneo. Index, Revista De Arte contemporáneo, 9(16), 102–119. https://doi.org/10.26807/cav.v9i16.532Cevallos, P. (2023). Réplicas y regresos, activar el pasado desde el arte contemporáneo. Index, Revista De Arte contemporáneo, 9(16), 102–119. https://doi.org/10.26807/cav.v9i16.532
Imágenes:
- Bohórquez, R. (2021). Registro fotográfico de la obraCorrientes de retorno.
- García, M. (2024) Registro fotográfico de la obra de Paula Arias.
- León. J. (2023) Registro fotográfico de la obra Vaporización de la muestra Ella quería flores.