Ser el insecto de Kafka en el siglo XXI
Por: Carla Ramos
¿Es la metamorfosis una respuesta a nuestras heridas o una causa de ellas? cualquiera de las dos nos retiene en un cuarto de altas paredes en donde nos sentimos como insectos, incomprendidos.
Desperté sintiéndome un insecto asqueroso. Boca arriba, aplastando mis alas, frágil, sin querer que nadie me viera, por fin entendí a Kafka; tenía razón con su frase “todo hombre herido se ve forzado a la metamorfosis”, esto se puede interpretar de dos maneras, la primera, la metamorfosis puede ser causada por la herida; y la otra, la herida puede ser causada por la metamorfosis. ¿Es la metamorfosis una respuesta a nuestras heridas o una causa de ellas? cualquiera de las dos nos retiene en un cuarto de altas paredes en donde nos sentimos como insectos, incomprendidos.
Siguiendo la metáfora de Kafka la herida es la pequeña incomodidad que a susurros se va volviendo grande, aplíquese esta en cualquier esfera de la cotidianidad trabajo, estudio, vínculo afectivo; también puede ser denominada como el problema, estorbo y fastidio, no obstante, tiene excepciones, existen heridas mudas, sin nombres, casi irreconocibles a la vista humana o dicho de mejor manera que se niegan a ser vistas por el ser humano que la experimenta (tómese como ejemplo la comodidad y conformidad dentro de un vínculo afectivo en donde lo que recibimos no es mutuo) al final del día sigue siendo una herida, no por no querer ser vista, esta dejará de existir, más aún, para el sujeto que la experimenta es casi invisible y su dolor es confundido con un estado de normalidad o en peores casos bienestar.
Frente a esta herida hay dos opciones, una de ellas, el silencio a cambio de tiempo que, claramente, no exime del dolor causado por la herida; y la otra, la metamorfosis, que te obliga a moverte, a cambiar la situación y en casos de introspección a transformarte a ti mismo. No cabe duda que la primera tiene caducidad y la herida se termina pudriendo, en donde no hay más opción que la metamorfosis forzada, que de ser de este modo, duele el doble, pues la herida ha tomado conciencia, nótese aquí el porqué una metamorfosis puede causar herida.
Si bien la herida puede parecer una condición de absoluto sufrimiento es inherente a la metamorfosis, esta es definida por la RAE como la transformación de algo en otra cosa, la acción de transfiguración, conversión, mudanza, cambio, ilustra cómo el uno actúa de catalizador con el otro. Heráclito de Éfeso (filósofo griego) comprobó su erudición cuando dijo «Ningún hombre puede cruzar el mismo río dos veces, porque ni el hombre ni el agua serán los mismos» (como citó Chey Rojas, 2021, p.1) dejando claro que estamos determinados al cambio constante, al movimiento y, a la fluidez, y que por más resistencia que exista por parte del sujeto es inevitable la metamorfosis.
Si bien esta visión filosófica entiende a la metamorfosis como un proceso complejo en el que existe sufrimiento, en los últimos tiempos ha sido trivializado. Las redes sociales e influencers a menudo muestran su proceso de cambio como algo rápido y fácil a través de programas, videos, viajes, aplicaciones de bienestar y marcas. A esto se suma la psicología pop, que se ha encargado de mostrar a este proceso como si del paraíso se tratara, romantizando y enseñando una imagen de que el cambio para ser válido viene acompañado de un journaling, libros de autoayuda, glow ups, gimnasio, hiking, pilates, yoga, cafeterías “cute”, paseos por la naturaleza, sonrisas, y todo esto mientras suena alguna canción instrumental o un audio pregrabado de un coach motivacional que genera un ambiente de ¿paz? (más allá de que el entorno del cambio en la actualidad nos condicione a un estatus de vida que no es asequible para toda la sociedad y que seguramente es una trampa del consumismo masivo) nos ha llevado a limitarnos a una idea muchas veces errónea, a cerrarnos a experimentar lo que es el verdadero cambio y a aparentar un estado de realidad en la mayoría de casos alterada.
Con este escenario vernos como el insecto de Kafka y despertarnos en un capullo de incomodidad, vulnerabilidad y mostrar desagrado o repulsión al cambio se ha convertido en un “pecado” para la sanación y convergencia del ser humano en la actualidad, dejando una realidad aún más difícil de lograr en cuanto a cambios se tratasen.
El acto de cambiar no es fácil y no viene con una canción instrumental de fondo, cambiar ya sea una situación o el sujeto mismo, impone romper creencias, vínculos, realidades, comodidades y/o hábitos, cosas que no se logran con fluidez. Esto implica que el sujeto involucre desapego y entendimiento profundo a su realidad, de ser contrario solo se encontrará con una herida más abierta; la narrativa ha cambiado pero la realidad con la que se lleva el proceso de cambio no, su trasfondo exige fortaleza, introspección y esfuerzo, que en casi la totalidad de los casos no se pueden comprar.
En este contexto, Kafka nos mueve con su metáfora del insecto, a encontrarse en la situación y sentirse acogido por el sufrimiento como un estado natural del ser humano, aceptar la realidad, permitirse ser el insecto, ese que nadie quiere ver, y se siente rechazado, reconocer la herida, romperse o romper, mover la situación o moverse, es necesario para una metamorfoseada exitosa.
Entender a la herida como catalizadora de cambio y no rechazarla, condicionarla o disfrazar es el punto esencial.
Diferenciar los condicionamientos y medios a nuestro alrededor que nos empujan a hábitos y creencias de superficialidad no fundamentadas, tergiversadas o mal entendidas que nos limitan a vivir un cambio consciente.
No podemos escapar de ser insectos por al menos una vez en la vida y vernos invitados u obligados a un cambio real, con dualidades y matices que muchas veces son desagradables e incómodas, en donde el sufrimiento lejos de ser maquillado llega a imponerse con toda su crudeza, pero que a su vez deja como consecuencia un cambio real.
Carla Ramos. Estudiante de Filosofía en la Universidad de Cuenca.
Referencias
- Fahho, C. (2021, septiembre 1). El agua en el río de Heráclito: la transformación, las emociones, las letras – Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca. Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca. https://fahho.mx/el-agua-en-el-rio-de-heraclito-la-transformacion-las-emociones-las-letras/
- (S/f). Rae.es. Recuperado el 5 de septiembre de 2024, de https://dle.rae.es/metamorfosis%20?m=form
- Sabater, V. (2021, septiembre 11). El auge y peligros de la psicología “pop” ¿en qué consiste? La Mente es Maravillosa. https://lamenteesmaravillosa.com/psicologia-pop/
Imagen: Fotoilustración de Juan Pérez Gaudio. Tomada de lavoz.com.ar e intervenida digitalmente.