Esquema Materialista-Dialógico de las clases ‘Literatura’ y ‘Filosofía’ – Javier-Eladio Guzmán
Pero una cosa es que el Quijote contenga algún discurso en cierta medida argumentativo, que albergue enseñanzas para la vida, que provoque repercusiones filosóficas y que sea objeto de interpretación filosófica, y otra cosa que sea una obra filosófica.
¿Un filósofo debería aceptar el Premio Nobel de Literatura? Sirva esta interpelación para pensar las posibles relaciones entre las clases lógicas “Literatura” y “Filosofía”. El problema de la aceptación de tan insigne galardón por parte de un pensador filosófico radica en que conllevaría asimismo la aceptación de su escritura filosófica como un caso del arte de la expresión verbal. Esto solo sería problemático para aquellos escritores de pensamiento filosófico que no se consideren literatos o artistas, y quizá sería todo un reconocimiento para aquellos pensadores con vocación poética.
Empecemos delimitando, ¿qué intensión asociamos al predicador “L” y qué intensión asociamos al predicador “F”? La dificultad viene ahora, porque según qué concepción seleccionemos de las dos clases a estudiar la conclusión irá en una dirección o en otra. Al menos descartamos definiciones que impedirían la discusión: la de “Literatura” como “escritura” o “conocimiento libresco” o “ciencia de las letras” o “discursos”, porque si todo escrito o todo discurso o todo libro o todo conjunto de letras es Literatura entonces cualquier aglutinación de oraciones es Literatura, incluida, por lo tanto, la Filosofía (con independencia de las características de sus distintas formas de practicarla). Y se habría acabado la comparación antes de empezar. Sea cual sea la mejor definición de “Literatura” tendrá que recoger al menos los componentes artístico y estético —la Literatura como una de las Artes—.
Respecto a la Filosofía descartamos de entrada la concepción mundana de la misma; no porque neguemos que todo ser humano es un pensador —claro que somos una especie a veces reflexiva—, sino porque si todos somos filósofos no existiría la clase de los humanes filósofos (como subconjunto de los humanes), y, en tal caso, no tendría sentido que nos preguntásemos por las relaciones entre las clases de los filósofos y de los literatos (sobre todo si todos los humanes también son literatos).
Adentrémonos ahora en la cuestión con una metodología aprendida del riguroso hacer materialista filosófico de Gustavo Bueno (1924 – 2016) cuando comparaba dos conceptos o ideas susceptibles de ser considerados como clases. Así, indicamos las cinco y únicas combinaciones lógicas de pensar las posibles conexiones entre los conjuntos de la Literatura —’L’— y de la Filosofía —’F’—:
(1) La Literatura es un subconjunto del conjunto de la Filosofía: L ⸦
(2) La Filosofía es un subconjunto del conjunto de la Literatura: F ⸦
(3) Literatura y Filosofía son dos conjuntos intersecantes (que comparten una zona de elementos comunes). L ∩ F.
(4) Literatura y Filosofía son el mismo conjunto: (L = F) ^ (F = L).
(5) La Literatura y la Filosofía son dos conjuntos disjuntos. L ∩ F = Ø.
La mayoría de los teóricos de la Literatura se las han ingeniado para incorporar contenidos a su disciplina sin delimitar “Literatura”. Al menos Terry Eagleton (2013, p. 46) en El acontecimiento de la Literatura de 2012 realizó un esfuerzo por explicar qué no es Literatura, por refutar la concepción general de “texto literario” como “obra que sea de ficción, arroje intuiciones significativas sobre la experiencia humana, utilice el lenguaje de un modo especialmente realzado, figurativo o deliberado, no tenga utilidad práctica o constituya un texto muy valorado”, en el sentido de que sería literario para muchas personas un texto que tuviese una de las siguientes cinco características o una combinación de ellas: ficcionalidad, moralidad, lingüisticidad, no pragmaticidad y normatividad.
Finalmente, dejamos aparecer la definición de Literatura pensada en lengua española de la última Teoría de la Literatura construida; y no por ser la última, sino la más potente en capacidades explicativa, examinadora y evaluadora: el Materialismo Filosófico como Teoría, Crítica y Dialéctica de la Literatura, propuesta científica, interpretativa y filosófica desarrollada en la obra en tres volúmenes Crítica de la Razón Literaria de Jesús G. Maestro (2017), donde delimita “Literatura” como “construcción humana y racional que se abre camino hacia la libertad a través de la lucha y del enfrentamiento dialéctico, que utiliza signos del sistema lingüístico a los que confiere un valor estético y otorga un estatuto de ficción y que se desarrolla a través de un proceso comunicativo de dimensiones históricas, geográficas y políticas, cuyas figuras fundamentales son el autor, la obra, el lector y el intérprete o transductor”.
Esta definición carece de la aparición explícita de un fenómeno clave: la intencionalidad. De ahí que ampliemos el entorno invitando al lector a pensar la Literatura dentro del marco de nuestra delimitación de “Arte” como “múltiples y potencialmente infinitas modalidades lúdicas cada cual a su manera proponiendo criterios para construir formas experienciales con un significado público intencionalmente realizado que alberga elementos de índole mental / estructural / social, conociendo (gracias a estas significaciones) más y mejor a nuestra especie en el Mundo, y, en cierto modo, accediendo a un contorno de la Verdad” (El Arte como conocimiento, 2011, p. 117).
Una cosa es pensar, otra pensar filosóficamente y otra construir un sistema filosófico. Así, distinguimos (inspirados en Gustavo Bueno):
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- “P” —”el Pensamiento”—, que podemos delimitar como “el macroconjunto de ideas y ocurrencias de un individuo, una colectividad o la humanidad (según el contexto de la proposición en la que aparezca este sintagma)”, por lo que habría Pensamiento Cotidiano / Pensamiento Religioso / Pensamiento Político / Pensamiento Artístico, y dentro de este, Pensamiento Literario —”PL”— / Pensamiento Técnico / Pensamiento Científico / Pensamiento Filosófico / Pensamiento Económico / Pensamiento Historiográfico / Pensamiento Tecnológico, y otras posibilidades;
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- “PF” —”el Pensamiento Filosófico”—, que podemos delimitar provisionalmente como “el conjunto (dentro del Pensamiento) de saberes de segundo grado de un individuo, una colectividad o la humanidad (según el contexto de la proposición en la que aparezca este sintagma) constituido por ideas a partir de categorías o experiencias para de forma rigurosa, racional y crítica articular argumentaciones para triturar mitos, comprendernos como especie y orientarnos en la realidad desde el conocimiento de al menos una tradición reflexiva previa”; y,
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- “F” —”la Filosofía”— que podemos delimitar provisionalmente como “el subconjunto (dentro del Pensamiento Filosófico) de saberes de segundo grado de un individuo, una colectividad o la humanidad (según el contexto de la proposición en la que aparezca este sintagma) constituido por ideas a partir de categorías o experiencias para de forma rigurosa, racional y crítica articular argumentaciones para triturar mitos, comprendernos como especie y orientarnos en la realidad desde el conocimiento de al menos una tradición reflexiva previa, construyendo —bien a partir de principios, bien con estromas (u otra forma racional)— un sistema”; y como históricamente se han dado varios sistemas filosóficos (tampoco tantos) en vez de “Filosofía” en singular mejor sería decir “Filosofías”. Esto es:
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(F ⸦ PF) ^ (PF ⸦ P) ^ (PL ⸦ P).
La pregunta es: ¿(F ˅ PF) = PL?
Para esbozar una respuesta realicemos un sintético análisis dialógico.
Ocurrencia inicial: el mero planteamiento de la cuestión de las conexiones entre la creación y el pensamiento por parte del número 3 de Mundana (¿eco lejano del número 129 de Anthropos —de febrero de 1992— dedicado a la relación entre Filosofía y Literatura?) ya indica la existencia de diferencias (que invitan [según la personalidad] a una reflexión crítica o a un poemario).
(1) L ⸦ F.
(1a) En sentido fuerte: el campo de la Filosofía en particular o el campo del Pensamiento Filosófico en general contiene al campo de la Literatura; es decir, todas las obras literarias son filosóficas —LA LITERATURA COMO PENSAMIENTO FILOSÓFICO—.
(1b) En sentido débil: cierta Literatura es parte de la Filosofía o al menos del Pensamiento Filosófico —CIERTA LITERATURA COMO PENSAMIENTO FILOSÓFICO—; en tal caso habría obras literarias no filosóficas, por lo que esta posibilidad podría considerarse también un caso de intersección. Esta combinación se daría cuando se afirma que la Literatura del Siglo de Oro español es filosófica, llegándose a sostener que la mejor y casi la única Filosofía en español está en la Literatura Española; “Siglo de Oro español” sería un subconjunto del conjunto “Pensamiento Filosófico”. Pero una cosa es que el Quijote contenga algún discurso en cierta medida argumentativo, que albergue enseñanzas para la vida, que provoque repercusiones filosóficas y que sea objeto de interpretación filosófica, y otra cosa que sea una obra filosófica. Quienes sostienen que la Filosofía Española se encuentra en la Literatura Española confunden la presencia de ideas y reflexiones (más bien de tonalidad existencial) en la Literatura Áurea Ibérica de los siglos XVI y XVII con argumentaciones filosóficas; y se olvidan de la construcción de un campo filosófico peninsular en los mismos siglos de un gran impacto en Europa y en América —la Escolástica Hispana (escrita en latín), con las luminarias de Suárez, Vitoria y otros—; asimismo, se olvidan de las contribuciones filosóficas no pretendidamente literarias de pensadores filosóficos como Benito Feijoo en el siglo XVIII, Jaime Balmes y Nicolás Salmerón en el siglo XIX, José Ortega y Gasset en el siglo XX, y los constructores de potentes sistemas filosóficos en el XX como Xavier Zubiri, Gustavo Bueno y Lorenzo Peña, asimismo analistas filosóficos entre el XX y el XXI de finura y perspicacia elevada como Javier Muguerza, Javier Sádaba, Álvaro Delgado-Gal, Manuel García-Carpintero, entre otros.
Otra posibilidad sería la concepción de Jesús G. Maestro en La Filosofía de los poetas de “Poesía” como “Filosofía en verso” —porque la Poesía (la buena poesía entiende Maestro [2018: 9-10], la que no se escribe de espaldas a la realidad) “sería un sistema racional de ideas, solo que en verso, que construiría todo un racionalismo, solo que dado a una escala diferente que el más superficial y aparente”—. El campo de la Filosofía contendría el campo de la Poesía. Esta propuesta pasa por alto la ausencia de argumentación explícita en la Poesía.
Tanto el sentido fuerte como el débil de “L ⸦ F” se olvida de la ausencia de una metodología argumentativa (presente en todos los pensadores filosóficos) y de una intencionalidad de sistema (presente en los filósofos) en los literatos.
(2) F ⸦ L.
(2a) En sentido fuerte: TODO EL PENSAMIENTO FILOSÓFICO en general y la Filosofía en particular FORMA PARTE DE LA LITERATURA; por lo que las obras filosóficas constituirían un género literario.
(2b) En sentido débil: CIERTO PENSAMIENTO FILOSÓFICO —como el Ensayo— SERÍA UN GÉNERO LITERARIO; lo que sería también un caso de intersección.
En este sentido débil, Javier Gomá (2023, pp. 17 – 18) defiende que, entre la variedad de formas en las que el Pensamiento Filosófico se ha expresado, su propuesta —la Filosofía de la Ejemplaridad— es una filosofía literaria, mundana y sistemática. Distingue el autor de una Tetralogía de la Ejemplaridad que, aunque en el Pensamiento Filosófico han convivido dos tonalidades —una literaria y otra científica— su mejor parte no es otra cosa que Literatura, y que cuando ha procurado parecerse a la Ciencia el resultado ha sido un fracaso y una traición a su auténtica naturaleza. Así pues, para Gomá la filosofía de éxito y leal a su esencia es Literatura Conceptual.
(3) L ∩ F.
“LITERATURA Y FILOSOFÍA COMPARTEN UNA INTERSECCIÓN” puede interpretarse de dos maneras:
(3a) “hay intersección en el sentido de que toda literatura tiene algo de Filosofía y toda filosofía tienen algo de Literatura”; o,
(3b) “hay obras literarias no filosóficas, obras filosóficas no literarias, y obras que son tan literarias como filosóficas”.
(3a) La Literatura (al menos la de calidad) comparte con la Filosofía el trabajo con las ideas (esta sería la posición de Jesús G. Maestro (2018, p. 9], de ahí que sea resultado de la reflexión humana) y la Filosofía comparte con la Literatura la utilización consciente —con oficio— de recursos lingüísticos y estrategias discursivas para hacer llegar su contenido; la posición de Gomá (2023, p. 25) es que la obra de un pensador filosófico con vocación literaria es la obra de un filósofo y la obra filosófica de alguien sin visión ni misión es simplemente el texto de un profesional de la Filosofía; en definitiva, Literatura y Filosofía comparten vocación por las ideas y por las palabras.
(3b) Baltasar Gracián y su filosofía cortesana como un discurso sobre la vida en El Criticón de 1657 es un ejemplo de obra literaria y filosófica; no en vano el propio autor nos declara que ha procurado juntar lo seco de la Filosofía con lo entretenido de la invención.
(4) (L = F) ^ (F = L).
Filosofía y Literatura son el mismo conjunto o los Pensamientos Filosófico y Literario son el mismo tipo de pensar. Para algunos, TODA AUTÉNTICA FILOSOFÍA DEBERÍA SER LITERATURA Y TODA AUTÉNTICA LITERATURA DEBERÍA SER FILOSOFÍA, considerando poco interesantes o incluso despreciando las obras filosóficas sin pretensión literaria y las obras literarias sin pretensión filosófica. Los partidarios de esta combinación quizás podrían ver en Parménides un caso de identidad entre Poesía y Filosofía.
(5) L ∩ F = Ø.
Filosofía y Literatura o Pensamiento Filosófico y Pensamiento Literario son dos juegos de lenguaje distintos. Sintetizando al máximo, EL NÚCLEO DE LA LITERATURA ES LA FICCIÓN y EL NÚCLEO DEL PENSAMIENTO FILOSÓFICO ES LA ARGUMENTACIÓN. Puede haber textos ficcionales no literarios y textos argumentativos no filosóficos, pero sin ficción no hay Literatura (por eso el Ensayo no es un género literario para Jesús G. Maestro) y sin argumentación no hay Pensamiento Filosófico. Y el núcleo de la argumentación filosófica es la razonabilidad de la fundamentación de los contenidos a defender con rigor en contra de otros contenidos a criticar desde el conocimiento de al menos una tradición reflexiva; y el retículo práctico-tecno-categorial de la argumentación filosófica son los saberes experienciales, técnicos y científicos que aportan un bagaje de primer grado.
Habrá una intersección ineludible entre los campos filosófico y literario como la que existe entre cualesquiera dos campos desarrollados a través de la escritura; pero, a nivel intencional, la intersección entre lo filosófico y lo literario es el conjunto vacío: podrá haber pensadores filosóficos que utilicen ficciones como medios persuasivos y literatos que trabajen analítica o dialéctica y críticamente con ideas; sin embargo, son exploraciones distintas: ni el medio principal del filósofo es la ficción, ni el medio principal del literato es la argumentación (y menos ese tipo de argumentar que es la argumentación filosófica): se trata de juegos distintos.
(6) ¿L ^ F ^ (┐L^┐F)?
¿Habría una sexta combinación?: la existencia de tres conjuntos; la Filosofía, la Literatura (con dos opciones —con o sin intersección—) y una Escritura ni Filosófica ni Literaria que sea Exploratoria; esto es, obras sin pretensión filosófica ni literaria que no sean escritos cotidianos, sociales o de una funcionalidad práctica y que sí sean obras exploratorias: exploraciones textuales sin ser estrictamente ni ficción ni argumentación.
La clave de la comprensión de un significado como literario o filosófico está en la intencionalidad realizada.
¿Y qué hacemos con el Nobel de Literatura? Pues si somos pensadores filosóficos con vocación literaria aceptarlo y si solo hemos construido artefactos filosóficos sin pretender jugar a Literatura rechazarlo de forma justificada. ¿Y si somos exploradores a través de textos no esencialmente ficcionales ni argumentativos?; pues, suspender el juicio, ¡y seguir explorando!
Javier-Eladio Guzmán. (IG: @javiereladio) Doctor en Filosofía por la Universidad de Barcelona (2002) y Doctor en Lenguas y Culturas por la Universidad de Córdoba -España- (2021). Profesor de Lengua Aplicada a los Medios en la Universidad Camilo José Cela -España-. Docente de Hermenéutica en la Maestría en Filosofía de la Universidad del Azuay.
Referencias
- Anthropos. Revista de Documentación Científica de la Cultura (febrero de 1992). 129 Filosofía y Literatura. Anthropos.
- Eagleton, T. (2013). El acontecimiento de la literatura. Península.
- Gomá Lanzón, J. (2023). Universal concreto. Taurus.
- Gracián, B. (1995), [1651 – 7]. El Criticón. Olympia.
- Guzmán Villanueva, J.-E. (2011). El Arte como conocimiento. B. Hellín (editor).
- Maestro, J. G. (2018). La Filosofía de los poetas. Verbum.
- Maestro, J. G. (2019). El futuro de la Teoría de la Literatura. Visor.
Ilustación de portada: Santiago Espinoza (@sanespinozza); Ilustraciones internas: Eduarda Abad (@EDU._.ABAD)