Ausencia divina y trascendencia en Rubén Astudillo y Astudillo Rubén Astudillo y Astudillo – Verónica Neira Ruiz
El poema o el acto poético, se percibe como una catarsis que permite al pensamiento encontrar nuevas formas de describir la realidad, cambia la relación de ausencia entre una divinidad distante y su humanización.
Rubén Astudillo y Astudillo (1938-2003) es una de las voces más potentes en la poesía ecuatoriana de la segunda mitad del siglo pasado, aunque su contribución ha sido brevemente analizada. Jugó un papel crucial en la generación del 60 y lideró, junto a Rubén Tenorio Oramas, una manifestación cuencana del espíritu rebelde de los tzántzicos. Inspirados por lo que ocurría en las grandes urbes de Hispanoamérica, algunos jóvenes irrumpieron en el entorno semifeudal de Ecuador adoptando actitudes provenientes de las metrópolis europeas y estadounidenses, quizás sin darse cuenta, retomando la subversión lingüística practicada por los vanguardistas de los años veinte. Influenciados no solo por el espíritu sino también por el estilo coloquial de la poesía de Ernesto Cardenal, incursionaron en el blues y el rock and roll. Los artistas y escritores jóvenes se unieron en torno al grupo Syrma, con aspiraciones continentales, formando un frente común. Su revista, al igual que Pucuna de los tzántzicos, afirmaba estar alineada con las publicaciones que llegaban desde otras ciudades hispanoamericanas en aquellos años (Tello, 2020; Astudillo Sarmiento, 2022).
En ese entonces, adquiere un significado contextual la clara, aunque efímera, postura de rechazo y rebelión en Cuenca, no solo en el ámbito de la literatura, ya que en aquel tiempo Oswaldo Moreno Heredia había inaugurado la primera galería de arte, presentaba propuestas que desafiaban los estándares convencionales. Asimismo, la poesía se alborotaba, el poema ya no representaba un documento de afiliación académica o social y sonaba con un tono antidogmático en enérgicos recitales que reunían a los jóvenes de la época en el café Raymipampa, al pie de la Catedral de la Inmaculada Concepción, para escuchar versos poco habituales. La rebeldía de Astudillo fue indudablemente la más persistente, a veces liberada de la influencia borrosa del paisaje, dado que la rebeldía y la esperanza eran universales y, por lo tanto, el cielo «que arroja agua oscura sobre las hierbas» era el dosel nublado que cubría todo el mundo (Tello, 2020).
Entre los temas que aparecen repetidamente en su obra, encontramos menciones recurrentes al Valle, su lugar de origen, así como a la muerte. Además, se hace referencia a una búsqueda subyacente de Dios, una necesidad que está presente desde el principio de su obra (Tello, 2020), que aparece según Astudillo Sarmiento (2022) como “grito inaugural” como esta necesidad de nombrar a Dios en su ausencia en el poema Oración para ser dicha aullando o tercer intento de salvación publicado en 1968, “no te odiara ni amara si existieras, (me han / dado la evidencia de que tú nunca fuiste, / -entre paréntesis-)” (1984, p. 40).
Se destaca como un tema fundamental la búsqueda intensa de la figura de Dios, enraizada en la tradición judeocristiana, contrastada con la certeza de su ausencia según el existencialismo. El poema o el acto poético, se percibe como una catarsis que permite al pensamiento encontrar nuevas formas de describir la realidad, cambia la relación de ausencia entre una divinidad distante y su humanización. Este cambio implica la capacidad del ser humano para influir en su propia experiencia cotidiana al desacralizar las acciones y los objetos (Astudillo Sarmiento, 2022).
Astudillo y Astudillo no solo habla de esta búsqueda y necesidad de dios en sus poemas, sino que regresa continuamente a la muerte de dios, como una desesperanza construida con la “violencia de sus imágenes” (Astudillo Sarmiento, 2022, p. 24). Astudillo y Astudillo (1984) reflexiona sobre las razones por las que los seres humanos crearon a dios: el miedo, la pasión y la soledad. A través de sus versos, examina cómo, a pesar de ser nosotros sus creadores, lo hemos abandonado. Este abandono de dios refleja una profunda crisis existencial y una fractura en la conexión espiritual que alguna vez proporcionó sentido y cohesión a la humanidad. Además, el poeta explora las consecuencias de esta pérdida en la vida contemporánea, marcada por un vacío y una falta de propósito.
Arrastrados por el miedo le crearon los
unos; por la pasión los
otros; alguien tal vez por cobardía; por la
soledad, muchos.
pero si yo pudiera; si este poder
nos dieran, lo haríamos tan solo por la
pena.
cuánto debes sufrir en tu abandono,
pordiosero, limosnero
de nombres y de preces.
cuánto deben dolerte los
mundos que no hiciste (Astudillo y Astudillo, 1984, p. 39).
el poeta sugiere que la redención y el reencuentro con lo divino dependen de la introspección y el esfuerzo individual de cada persona.
A diferencia de lo que propone Heidegger (1927), parece que lo que afirma Astudillo y Astudillo (1984) es que la creación de dios y su abandono son dos acciones colectivas, pero su nueva creación sí es un acto individual. Esta nueva creación de dios surge de una búsqueda personal de significado y propósito en medio de la desolación espiritual. Así, el poeta sugiere que la redención y el reencuentro con lo divino dependen de la introspección y el esfuerzo individual de cada persona. Este abandono se ve en el autor, pero no como una condición intrínseca de dios, si no como también de los seres humanos, y más aún marcada en el caso del autor: “si hubieras, qué bien nos llevaríamos/ contigo por/ hombres, por solitarios, por abandonados (p. 42).
Esto supone un cambio de roles en contraposición a las tradiciones judeocristianas, donde las personas se consideran sujetas a dios como su creador. El poeta cuestiona no solo la existencia, sino también su ausencia, que refuerza lo señalado por Heidegger en su análisis de la elegía de Hölderlin: la falta de dios representa la pérdida de una fuerza unificadora que solía cohesionar a la humanidad en torno a una narrativa compartida (Santiesteban, 2007). Esta concepción de los seres humanos como creadores de dios nos lleva a reflexionar sobre el tema planteado por Borges (2024) como sucede en El Golem donde se explora la idea de la creación humana de un ser divino y las complejidades de esa relación,
El rabí lo miraba con ternura / y con algún horror. ‘¿Cómo’ (se dijo) / ‘pude engendrar este penoso hijo / y la inacción dejé, que es la cordura?
‘¿Por qué di en agregar a la infinita / serie un símbolo más? ¿Por qué a la vana / madeja que en lo eterno se devana, / di otra causa, otro efecto y otra cuita?’
En la hora de angustia y de luz vaga, / en su Golem los ojos detenía. / ¿Quién nos dirá las cosas que sentía / Dios, al mirar a su rabino en Praga? (párr. 16).
La falta de dios implica que la humanidad carece de un elemento de cohesión (Santiesteban, 2007), y en estos versos, se evidencia la desesperación y el deseo de encontrar un nuevo tipo de conexión divina, una que se integre en la cotidianidad y en la humanidad misma, enfatizando la necesidad de un dios tangible y presente en la vida diaria; que se refleja también en Astudillo y Astudillo (1984):
pero si es que existieras en verdad, te invitara
a que caigas y
nos llegues; te diera mi camisa y mis
zapatos; mi chompa; mi blue jean; y mis
pañuelos; mi modo de beber y mi
costumbre
de abrazar hasta olvidarme las esquinas, los
bares y las pistas (p. 40).
Astudillo y Astudillo (1984) asegura que la creación de dios y su abandono son dos acciones colectivas, pero su nueva creación sí es un acto individual. Esta visión sugiere que la reinvención de lo divino es una búsqueda personal de sentido, en contraste con la antigua necesidad comunitaria de dios. Así, el poeta plantea una perspectiva la que la creación de dios es una decisión personal desde el yo creador:
así yo te proclamara. así
yo te creara.
con otro nombre te dibujara el mundo:
el que te han puesto
debe dolerte mucho. pesarte a cuchillazos. y a terrores (p. 40).
Y esta creación de dios no la hace desde la lejanía, sino desde la necesidad de ser, como afirma al final del poema “a lo mejor tú eres ese sabor que busco desde / antes” (Astudillo y Astudillo, 1984, p. 43). Este verso sugiere una búsqueda íntima y arraigada en lo más profundo del ser, donde la idea de dios surge como una respuesta a una anhelo ancestral y fundamental del individuo. Esta conexión entre la búsqueda espiritual y la identidad personal añade una capa adicional de complejidad a la reflexión sobre la creación y la ausencia de lo divino en la obra de Astudillo y Astudillo.
Heidegger considera que el mundo actual sufre por la ausencia de dios, pero no en un sentido de una proyección religiosa personal, sino como una observación filosófica que comparte con Nietzsche. Esta perspectiva trasciende las fronteras de la teología para adentrarse en el ámbito de la ontología y la comprensión del ser en su totalidad. Ambos filósofos exploran cómo la ausencia de una entidad divina afecta la estructura misma de la realidad y la existencia humana, desafiando las nociones tradicionales de significado y trascendencia (Santiesteban, 2007).
lo malo es que no existes y ya ni nosotros
te podemos crear
para que no estés solo.
y lo peor de todo árbol que no
veremos, agua que no tendremos; nube
que no vendrás, es que así te creáramos
no fueras
sino otro de los tantos despojos
enfogatado en el
alma; cada vez que te han creado
te han
muerto; nunca te han dejado niño;
han hecho que te olviden; te matarán de nuevo si es
que vienes. quédate donde estás amigo,
hermano, nadie (p. 42-43).
La ausencia de Dios no solo se percibe como una carencia en el mundo, sino también como una imposibilidad de recrearlo o invocarlo para mitigar esa sensación de soledad y desamparo.
Astudillo y Astudillo (1984) presenta la trascendencia como un anhelo frustrado y desencantado. La ausencia de Dios no solo se percibe como una carencia en el mundo, sino también como una imposibilidad de recrearlo o invocarlo para mitigar esa sensación de soledad y desamparo. La idea de crear a Dios para que no esté solo sugiere un intento humano de encontrar compañía y consuelo en lo divino, pero se enfrenta a la realidad de que incluso en ese acto de creación, Dios sigue siendo inalcanzable y efímero. También refleja la idea de la trascendencia como un proceso fragmentado y doloroso. La descripción de Dios como un ser que nunca es permitido ser niño, que es creado solo para ser olvidado y luego asesinado simbólicamente con cada acto de creación, ilustra la fragilidad y la transitoriedad de la experiencia humana de lo divino. Esta reflexión sobre la trascendencia no solo aborda la ausencia de Dios, sino también la incapacidad humana para retenerlo o comprenderlo plenamente, lo que lleva a una sensación de pérdida y desesperanza en la búsqueda de significado y conexión espiritual.
Nietzsche se propone concebir, desde la filosofía, un mundo sin dios y un hombre que pueda desenvolverse sin la necesidad de una deidad o un soporte trascendental. Aunque esto es ambivalente, ya que su obra también puede interpretarse como una continua búsqueda de dios. La idea de dios es una constante en su pensamiento, manteniéndose abierta, en última instancia, a una dimensión divina al cuestionar si existe un dios más allá del bien y del mal (Santiesteban, 2007). El poema de Astudillo y Astudillo (1984) revela una búsqueda humana de conexión y sentido en un mundo donde la ausencia de Dios se siente profundamente. A través del uso del lenguaje cotidiano y vívido, el poeta invita a Dios a compartir las experiencias y los placeres mundanos de la vida, ofreciendo una visión alternativa de la trascendencia que se encuentra en las pequeñas alegrías y las relaciones humanas. Esta poesía evoca una sensación de compañerismo y pertenencia en un universo donde la presencia divina se hace sentir a través de la amistad y la camaradería.
yo te llamara amigo. es la única palabra
con que
puedo zurcirte los pedazos que
restas: es la única lámpara con las manos
salvadas en esta gran resaca.
amigo, en nuestras jorgas fueras; asistieras
al cine; rodaras las aceras; con nosotros
conocieras el
nombre de todas las palabras (p. 40).
En palabras de Schopenhauer, todo lo que forma parte o puede formar parte del mundo está inevitablemente condicionado por el sujeto y existe únicamente para el sujeto. Esto implica que la comprensión y percepción de un objeto dependen del individuo y su capacidad de intuición, tal como postula Kant. La cognoscibilidad de un objeto está estrechamente ligada al sujeto cognoscente y a su facultad de entender. Esta idea subraya la importancia del sujeto en la construcción y la interpretación del mundo, destacando el papel activo que juega en el proceso de conocer y entender su entorno (López, 2017).
En contraste con estas reflexiones filosóficas sobre la naturaleza del conocimiento y la percepción, el poema de Astudillo y Astudillo explora la profunda ambigüedad y desesperación de la existencia humana frente a la ausencia de una entidad divina. Las palabras del poeta revelan un anhelo desesperado por la presencia de Dios, incluso si esta presencia es solo una esperanza efímera en la mente del individuo,
quédate donde estés;
deja que nos hundamos; sálvate
tú siquiera; a lo mejor te amo; sin creer
en ti te amo a lo
mejor, y grito
no quiero que te maten no existente.
más vale que no mueras otra vez,
ni que vengas.
a-y olvidado en la primera luna.
a-y hijo nuestro que no llegarás nunca.
a-y imposible porque así vinieras solo
nosotros somos los animales que
sobreviven, quédate donde
estés. yo no quiero perderte. no quiero que te
maten. aun cuando te odie a veces, en otras
te amo tanto, carajo (p. 42-43).
Astudillo y Astudillo (1984) ofrece una reflexión profunda sobre la búsqueda humana de conexión y sentido en un mundo donde la ausencia de dios se siente profundamente. A través de un lenguaje cotidiano y vívido, el poeta invita a dios a compartir las experiencias y los placeres mundanos de la vida, ofreciendo una visión alternativa de la trascendencia que se encuentra en las pequeñas alegrías y las relaciones humanas. Sin embargo, este poema también revela la ambigüedad y desesperación de la existencia humana frente a su ausencia, con un anhelo desesperado por su presencia, incluso si esta es solo una esperanza efímera. Además, destaca la paradoja de la creación y el abandono de dios, sugiriendo que estas son acciones tanto colectivas como individuales. Revela una búsqueda personal y continua de significado y conexión espiritual. Esta dualidad refleja la complejidad de la experiencia humana frente a la ausencia de lo divino, desafiando las nociones tradicionales de trascendencia y ofreciendo una perspectiva más íntima y arraigada en la experiencia humana individual.
Verónica Neira Ruiz
Referencias
- Astudillo Sarmiento, J. (2022). El extranjero cuotidiano: la poesía de Rubén Astudillo y Astudillo. Ediciones La Castalia, Ediciones de la Línea imaginaria.
- Astudillo y Astudillo, R. (1984). Poesía. Libros para el pueblo
- Borges, J. (2024). El golem. Poeticus. https://www.poeticous.com/borges/el-golem?locale=es
- Heidegger, M. (1927). Ser y tiempo. https://www.philosophia.cl/biblioteca/Heidegger/Ser%20y%20Tiempo.pdf
- López, R. (2017). La metáfora especular: ecos del existencialismo schopenhaueriano en “Los espejos” de Jorge Luis Borges. ¿Literatura y Filosofía hoy? Logos La Serena. 27 (1) http://dx.doi.org/10.15443/rl2709
- Santiesteban, L. (2007). Heidegger: el pensar del ser y el último dios. Signos Filosóficos, lX(17), 9-30. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=34301701
- Tello, M. (2021). Cuenca dos siglos de poesía: una mirada crítica. Proyecto Editorial de la Dirección General de Cultura, Recreación y Conocimiento del GAD Cuenca, Casa Editora de la Universidad del Azuay. https://publicaciones.uazuay.edu.ec/index.php/ceuazuay/catalog/view/108/539/1243
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