Una mirada al film Parásitos
Sebastián Ávila.
esta hipocresía se manifiesta cuando, a pesar de conocer las acciones corruptas de alguien, lo justificamos como un «buen amigo» que no nos involucra en sus asuntos turbios. Sin embargo, esta complicidad pasiva solo perpetúa la destrucción de nuestra sociedad.
«El cine es la verdad veinticuatro veces por segundo»
JEAN-LUC GODARD
La destacada película surcoreana del 2020 “Parásitos” no solo fue un éxito de crítica y público, sino que también desafío las convenciones de la industria cinematográfica al recibir reconocimientos de gran prestigio, como: la Palma de Oro y el Oscar. En esta sociedad obsesionada con la fugacidad del tiempo y el materialismo efímero, el cine llega hacer ese espejo que refleja la ofuscación voraz que tiene el ser humano con la superficialidad y el lucro, es aquí donde el séptimo arte se convierte en un faro de conciencia, intentando iluminar las sombras de la sociedad contemporánea y desafiando la corriente del conformismo. Como señala León en su artículo, «El cine de la marginalidad»: “Las películas nos proponen pensar en estrategias narrativas críticas todavía inexplorables que están asociadas a la exacerbación y saturación del relato clásico” (León, 2005, pág. 18). Por tal motivo, la trascendencia de este Film no solo radica en su brillante narrativa y ejecución cinematográfica, sino también en su capacidad para romper barreras culturales y geográficas. El relato de una familia surcoreana de escasos recursos, desempleada y dispuesta a lo que sea, incluido el engaño a una familia adinerada para que los contrate en diversas labores domésticas, nos invita a reflexionar ¿cómo el cine se convierte en un espejo de nuestras obsesiones y contradicciones? Obras como esta nos desafían a explorar nuevas narrativas críticas y a enfrentar los dogmas del conformismo, ofreciendo una mirada fresca y provocadora hacia la condición humana.
Sin embargo, mientras celebramos este triunfo del cine surcoreano, es crucial reflexionar sobre las dinámicas sociales y culturales que permiten que la desigualdad persista en nuestra sociedad. Un gran ejemplo es nuestro país donde la corrupción es un problema arraigado en todas las esferas de poder, es imperativo cuestionar cómo estas prácticas corruptas impactan en nuestra cultura y en nuestra percepción del mundo. “Parásitos” nos invita a reflexionar sobre las divisiones de clase, la lucha por el poder y las consecuencias devastadoras de la corrupción en la sociedad contemporánea.
Para ahondar aún más en este tema, es esencial partir de la noción de parasitismo, como un tema recurrente a lo largo de la historia humana, con raíces que se remontan incluso a la antigua Grecia. Originalmente, el término «parásito» evocaba imágenes de respeto y sacralidad, designando a los encargados de supervisar la cosecha del trigo. Sin embargo, con el tiempo, esta connotación se transformó, adoptada por dramaturgos grecolatinos para describir a personajes cómicos que vivían a expensas de otros. “En el antiguo vocabulario griego, la palabra parásito se utilizaba para definir una acción humana: vivir o alimentarse a expensas de otro” (Cruz-Reyes: 2001, pág, 174.) Este cambio de significado no solo marcó un giro en la percepción social, sino que también generó una reflexión profunda sobre la naturaleza humana y sus interacciones.
En esta línea, la película de Bong Joon-ho ofrece una fascinante exploración contemporánea de la condición parasitaria. A través de una trama compleja y emocionante, la película se convierte en una metáfora de las múltiples formas de dependencia que caracterizan a nuestras sociedades actuales. “Encuentra que en el parásito están fundidas tanto la tragedia como la comedia. Son personajes que pasan fácilmente de la abundancia a la miseria, y también de una alta estima a un gran desprecio. Por ese motivo, con intermediación de la comicidad, se ven obligados de manera patética a no mostrar sus penas y su resentimiento” (Bracho, 2020, pág. 297). Contrastante y vertiginosa, la narrativa de esta cinta desafía al espectador al revelar gradualmente las tensiones entre el conocimiento de la audiencia y la ignorancia de los personajes, generando un espectro de emociones que van desde la empatía hasta el temor y la incertidumbre. Al igual que los antiguos dramaturgos encontraron en el parásito un símbolo de la condición humana, esta obra contemporánea ofrece una mirada penetrante a través de los siglos.
Es en este cruce entre lo antiguo y lo moderno, entre la comedia y el drama, donde “Parásitos” se erige como un ejemplo elocuente de la calidad y maestría narrativa. En el film existe muy irónicamente el vínculo entre la crítica social planteada por el autor y la trama que se revela como un reflejo agudo de las dinámicas contemporáneas, donde la dependencia y la manipulación de todo juegan un papel crucial en la perpetuación de las desigualdades y los conflictos sociales, culturales y políticos.
¿Puede una comedia negra ser política sin abordar explícitamente temas políticos? Galo Torres, en su obra «Héroes Menores», plantea esta cuestión, sugiriendo que: “lo político no desaparece en estas obras, ya que la elección de los héroes menores es ya un acto con implicaciones políticas” (Torres, 2011, pág. 101). En otras palabras, el cine nos muestra cómo incluso los aspectos más sutiles de una sociedad pueden servir como poderosos ejemplos para abordar sus problemas y contextos. Por lo tanto, en el corazón de esta reflexión yace la pregunta fundamental: ¿quiénes son los parásitos? Como sugiere el autor, todos los seres humanos participan de alguna manera en este parasitismo, arraigado en las estructuras mismas de nuestras sociedades. Desde la dependencia inicial en el cobijo familiar hasta las más altas estructuras de poder, cada individuo se encuentra entrelazado en una red compleja de relaciones de dependencia. Por lo tanto, esta hipocresía se manifiesta cuando, a pesar de conocer las acciones corruptas de alguien, lo justificamos como un «buen amigo» que no nos involucra en sus asuntos turbios. Sin embargo, esta complicidad pasiva solo perpetúa la destrucción de nuestra sociedad.
Parásitos refleja la realidad social ecuatoriana de crecientes brechas socioeconómicas y recurrentes injusticias. La película nos insta a reflexionar sobre la desigualdad y la explotación, así como sobre posibles resistencias y cambios. Destaca que la corrupción y los males sociales no son solo culpa de los delincuentes, sino también de quienes coexisten con ellos y perpetúan su existencia. Sugiere que el ciudadano promedio, al ser cómplice pasivo de estas injusticias, se convierte en un parásito moral, alimentándose de la corrupción y la perversidad ajena mientras condena públicamente dichas acciones.
Sebastián Ávila.
Bibliografía:
- Bracho, C. (2020). Parásitos: Síntesis cinematográfica de una figura milenaria. Actio Nova: Revista de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, Monográfico 4, 294-311. https://doi.org/10.15366/actionova2020.m4.013
- Cruz-Reyes, A., & Camargo-Camargo, B. (2001). Glosario de términos en parasitología y ciencias afines. México: Plaza y Valdés.
- León, C. (2005). El cine de la marginalidad: realismo sucio y violencia urbana. Quito, Ecuador: Universidad Andina Simón Bolívar-Abya Yala.
- Torres, G. (2011). “Héroes menores” Neorrealismo cotidiano y cine latinoamericano de entresiglos. Encuentro sobre Literatura Ecuatoriana “Alfonso Carrasco Vintimilla”.
Imagen tomada de slate.com y intervenida digitalemente.